domingo, 15 de mayo de 2016

Entrega total

¿Cómo puede haber una entrega total de una persona a Dios? Ante todo, no debe haber ninguna retención por nuestra parte. Posiblemente nunca nos hayamos detenido a reflexionar sobre lo que realmente significa el primer mandamiento:
“…Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas….” Deuteronomio 6:5
“…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo….” Lucas 10:27
¿Qué significa verdaderamente este primer mandamiento?
1) Amarlo con todo nuestro corazón.
Primero hay que tener en cuenta que amar no es lo mismo que querer, querer solo es algo caprichoso, mas amar es una entrega que no depende del sentimiento, depende de una decisión. Recordemos que el corazón es engañoso:
Vemos en Jeremías 17:9; “…Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?..”
“…Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias….” Mateo 15:19
El corazón es uno de los órganos internos del ser humano que está más protegido. Está en el centro del tórax y representa al espíritu humano.
Dios quiere que primero le amemos con todo el corazón. Esto significa una entrega total de nuestro ser espiritual, esa parte que nos identifica realmente, eso que tenemos en lo más profundo; lo que hay en lo profundo de nosotros es lo que somos. Si esta parte no está entregada, todo lo demás no estará tampoco entregado y será una pantalla.
Dice Hebreos 4:16: “…acerquémonos, pues, confiadamente al trono de su gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro…”
Debemos acercarnos con el corazón, con nuestro espíritu humillado, con esa parte que miente, de la que salen malos pensamientos, que maquina el mal, esa parte es la primera con la que debemos venir rendidos. Esa parte debe someterse a Dios, de lo contrario seguirá en sus delitos y pecados.
“…Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne…” Ezequiel 11:19
2 Corintios 5:17; “…De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas…” 
También Efesios 4:22; “…En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos…”
2) Amarlo con toda nuestra alma o mente.
La segunda entrega que debemos hacer es nuestra mente. Esta es la parte que más nos separa de las cosas celestiales, porque es la que está siempre buscando excusas para no venir y caer rendida. La mente fue modificada en los inicios en el jardín del Edén, donde al acercarse Adán y Eva al árbol del conocimiento del bien y del mal, fueron atrapados en sus formas de pensar, y la duda fue algo que instalaron en ellos. Esa duda hizo que ellos escogieran el camino equivocado, donde prevaleció más su conocimiento que la palabra eterna.
La mente es atraída mucho por el deseo de conocimiento; a la mente le gusta alimentarse siempre de conocimientos o también en casos extremos, no alimentarse de nada trayendo ignorancia, por la cual las mentes más versadas pueden enseñorearse de estos ignorantes, en vez de enseñarlos en las cosas buenas para que ellos también lleguen a señorear.
La mente es el blanco perfecto de la mentira; una vez poseída por la mentira, será difícil poderla sacar de dicho atolladero mental. Aquí es cuando es necesario que la mente venga a sometimiento de Dios.
Recordemos que:
  • La mente tiene la capacidad de pensar, razonar, ordenar ideas, crear relaciones entre ellas, concebir cosas, ver con sentimientos y más allá de ellos.
  • La conciencia es el amplio campo de acción en el que se mueve la mente, aunque también intervienen las impresiones y percepciones físicas, las emociones, las intuiciones y el mundo de la imaginación.
En el cerebro está la base, pero es la mente la que tiene las puertas de los conocimientos, y un paso más adelante, haciendo uso de la inteligencia, convierte los conocimientos en sabiduría, en experiencia vital.
El cambio del hemisferio izquierdo al hemisferio derecho crea la ciencia y la experiencia, mientras que el cambio en sentido contrario crea la visión, la revelación y la creatividad.
Con todo ello, la mente es vital en la vida de una persona pues le conecta con el mundo actual, lo mantiene prácticamente al día de lo que acontece, y también responde de acuerdo a lo que ve.
Pero la Biblia dice: “…No seas sabio en tu propia opinión, teme a Jehová y apártate del mal…” Proverbios 3:7
3) Amarlo con todas nuestras fuerzas
¿Qué significa todas nuestras fuerzas?
Es la parte productiva, la parte física de una persona. Las fuerzas son la vigorosidad de una persona, la cual está implícita desde la juventud o adolescencia; son nuestros mejores años para aprender, para cultivarnos, para glorificar a Dios, las energías para hacer tantas labores buenas, para cambiar el mundo, para cruzar el océano, para devorar estudiando en la universidad o en cualquier área técnica, las fuerzas que pueden ser destrozadas por entregar nuestro corazón en el lugar equivocado.
“…No des a las mujeres tu fuerza, ni tus caminos a lo que destruye a los reyes…” Proverbios 31:3
Proverbios 5:9-14 “…Para que no des a los extraños tu honor, y tus años al cruel; 10 No sea que extraños se sacien de tu fuerza, y tus trabajos estén en casa del extraño; y gimas al final, cuando se consuma tu carne y tu cuerpo, 12 y digas: ¿Cómo aborrecí el consejo, y mi corazón menospreció la reprensión?; 13 no oí la voz de los que me instruían, y a los que me enseñaban no incliné mi oído. 14 Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación…”
Isaías 40:31 “…pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán…”
Amar a Dios con todo nuestro corazón o espíritu, con toda nuestra alma o mente y con todas nuestras fuerzas, significa una entrega total en todos los campos para que haya una verdadera plenitud, gozo, paz y eso nos haría ser aptos para cumplir el segundo gran mandato: “…Amarás a tu prójimo como a ti mismo…” (Marcos 12:31). 
Si cumples con el primer mandato significa que te amas a ti mismo.
Dios los bendiga.

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