Salmos 78:32-33 “A pesar de todo, siguieron pecando y no creyeron en sus maravillas. Por tanto, Dios hizo que sus días se esfumaran como un suspiro, que sus años acabaran en medio del terror”.
Nuestra memoria se comporta de forma extraña. Para comenzar, nuestra memoria es selectiva, es decir, solo recuerda algunas cosas y muchas otras las olvida. Qué olvidamos y qué recordamos depende mucho del impacto que los eventos ocurridos hayan tenido en nuestra vida.
Normalmente solo recordamos aquello que consideramos importante para nosotros, lo que dice mucho de lo que realmente creemos. DIOS ha hecho grandes maravillas en nuestra vida, pero ¿cuántas de éllas recordamos con precisión y en cualquier momento? Si nos olvidamos de las grandes obras de DIOS en nuestra vida, es porque no les hemos dado la importancia que se merecen, y esto se traduce en que no le estamos dando la honra a DIOS, quien es el autor de éllas.
Así ocurrió con los israelitas cuando andaban errantes por el desierto. El SEÑOR les dio protección y dirección. También les dio agua, pan y carne, y ni su calzado ni sus ropajes sufrirían desgaste todos esos años. Aún así, los afanes diarios prevalecían sobre los recuerdos de esos grandes milagros, que contra toda explicación racional habían podido ver con sus propios ojos.
Nuestro comportamiento no es muy diferente de la conducta mostrada por ese pueblo. Normalmente nuestros pensamientos no están centrados en el recuerdo de las grandes obras que DIOS ha hecho para nosotros. Esto ocurre porque no les estamos dando la importancia que dichas obras merecen. Y difícilmente podremos darle la gloria a DIOS si apenas podemos recordar lo que ÉL hizo por nosotros.Nuestra memoria se comporta de forma extraña. Para comenzar, nuestra memoria es selectiva, es decir, solo recuerda algunas cosas y muchas otras las olvida. Qué olvidamos y qué recordamos depende mucho del impacto que los eventos ocurridos hayan tenido en nuestra vida.
Normalmente solo recordamos aquello que consideramos importante para nosotros, lo que dice mucho de lo que realmente creemos. DIOS ha hecho grandes maravillas en nuestra vida, pero ¿cuántas de éllas recordamos con precisión y en cualquier momento? Si nos olvidamos de las grandes obras de DIOS en nuestra vida, es porque no les hemos dado la importancia que se merecen, y esto se traduce en que no le estamos dando la honra a DIOS, quien es el autor de éllas.
Así ocurrió con los israelitas cuando andaban errantes por el desierto. El SEÑOR les dio protección y dirección. También les dio agua, pan y carne, y ni su calzado ni sus ropajes sufrirían desgaste todos esos años. Aún así, los afanes diarios prevalecían sobre los recuerdos de esos grandes milagros, que contra toda explicación racional habían podido ver con sus propios ojos.
¿Tienes un momento disponible ahora para reconsiderar todo lo que el SEÑOR te ha dado y ha hecho por ti? Haz una lista de esas cosas. Es posible que al principio te cueste recordar algunas, pero a medida que vayas avanzando con la lista irás recordando más y más. Ahora tienes delante de ti las razones por las cuales alabar a DIOS en todo momento.
En vez de quejarte por lo hoy te sucede podrás alabar a DIOS por todo lo que ha hecho por ti, y ésto hará que tus quejas pasen a un segundo plano, incluso pueden desaparecer por completo. ¡Sólo a DIOS sea la gloria!
Señor, Padre Celestial. Ayúdame, a través de tu Espíritu Santo, a tener siempre presente todas las bendiciones que Tú has hecho por y para mí, y que sea agradecido. Te lo pido en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén.
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