jueves, 14 de abril de 2016

Revelación del verdadero amor

Amar es dar, el que ama da, no exige…
Y así es Dios, Él nos ama y Él nos da. Comprender este principio de amor nos coloca en la posición de entender el favor de Dios. Al hacerlo, la fe se fortalece y se convierte en un elemento clave de nuestra vida cotidiana…

Cuando tenemos esta revelación podemos declarar confiadamente que ¡El Señor va con nosotros como poderoso gigante que abre caminos! Y que todas las promesas de Dios se activarán en nosotros por fe.
Pero un momento… los principios de Dios funcionan cuando los honramos.
Por eso ya no es una cuestión de preguntarnos si somos lo suficientemente buenos para ser sanados, porque honramos el principio de la fe.
Entonces, somos santos porque Jesús es Santo, somos buenos porque Jesús es bueno. Ningún otro ha existido ni existirá que pueda ser totalmente santo o bueno. Ninguno.
Por eso Dios el Padre envió a su Hijo Jesús para que los que confiamos en Él tuviéramos el mérito, no el propio, sino por el cuerpo de Jesús, porque por medio de Él obtenemos la vida eterna; y por la fe puesta en Él, honrando Sus principios, nos hacemos merecedores de todas las bendiciones.
– Hay perdón… pero no porque hay dinero para comprarlo, sino porque Jesús pagó el precio.
– Somos sanados… no porque hacemos buenas obras, sino por el precio de la cruz.
– Tenemos vida y vida en abundancia… no porque “oremos bonito” o porque sigamos formulas religiosas, sino porque es promesa de Dios.
- Recibimos grandes bendiciones… no porque seamos mejores que otros, ni porque le damos ayuda a los demás, sino porque estamos aprobados en Jesús.
Es decir… todo lo prometido por Dios es un don de amor que el Padre nos da, y que nos llega por medio de Jesús ¡Porque Él pagó por todo ello!
Así que tener fe es aceptar a Jesús como el Salvador personal, creer en Él, honrar Sus principios y seguir creyendo para recibir lo que Él ya nos ha dado.
“Señor, mis palabras se quedan cortas para agradecer por tanto amor, tanta gracia y tanta bondad. Creo en Jesús, en el Nuevo Pacto por el sacrificio de la cruz. Honro tus principios y acepto todas las promesas que has determinado para tus hijos, lo creo y declaro en el nombre de Jesús, Amén”.
“Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. 1 Juan 4:16 (NVI)

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