viernes, 8 de abril de 2016

Dios, derrama tu misericordia

Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?
Joel 2:15–17
El Nuevo Testamento en dos ocasiones, en la Versión Reina–Valera 1960, hace literalmente esta expresión: “todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Esta hermosa expresión se encuentra primeramente en el libro de Joel.

Pedro, al presentar su discurso en el Aposento Alto el día del derramamiento del Espíritu Santo, cita a Joel.
Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. (Hechos 2:17–21)
Pablo, al escribirles a los romanos, afirma: Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”(Romanos 10:12–13)

El mensaje de Joel a Judá es que se conviertan a Dios: “Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.(Joel 2:13)
Dios derrama su misericordia sobre aquella persona, aquella familia, aquel país que se convierte a Él.
Joel profetizó en Judá durante el siglo IX a.c. en el reinado de Joás. El Rey Joás comenzó a reinar a los ocho (8) años, aunque quien gobernaba realmente en los primeros años de su reinado, era el sacerdote Joiada que ejercía como su consejero. Durante una época de ese reinado, Judá prosperó. Luego fueron alejándose de Jehová Dios, convirtiéndose en un pueblo idólatra y pecador.
Una plaga de langostas azotó a Judá destruyéndolo todo y dejando a la gente en la pobreza. Fue como una de las plagas que Dios envió a Egipto, cuando Israel estaba cautivo de Faraón. Moisés le había advertido al pueblo en una de sus amonestaciones, que si la nación se convertía en desobediente a Dios “toda su arboleda y el fruto de la tierra serían consumidos por la langosta” (Deuteronomio 28:42)
Joel, inspirado como profeta, va a interpretar que esa plaga de langostas es castigo de Dios para Judá. El Día de Jehová ha llegado.
La expresión del Día de Jehová es utilizada veinte (20) veces en el Antiguo Testamento, por ocho (8) de los profetas. Es utilizada desde dos perspectivas diferentes: 1) como un juicio específico de Dios en la historia de Israel, y 2) como la intervención de Dios al final de la historia para establecer su Reino.
El libro de Joel se puede dividir en dos (2) partes: 1) Joel 1:1–2:27, el Día de Jehová para Judá, con la presencia de la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta; y 2) Joel 2:28–3:21 el Día de Jehová, como el juicio de Dios al final de la historia.
Aunque muchos piensan que los versos más importantes del libro de Joel, son los que cita Pedro en el Aposento Alto sobre la promesa del derramamiento del Espíritu Santo, los versos claves son: “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.”(Joel 2:12–13)
El mensaje de Joel es que Dios es un Dios que se duele en castigar; que Dios es un Dios que se complace en derramar su misericordia sobre las personas, las familias y los pueblos. Es un llamado a preparar camino para su misericordia.
¿Y cómo se prepara ese camino?
 1)     Tocando trompeta, hay que dar la voz de alerta para que las personas, las familias y el pueblo entiendan que la misericordia de Dios viene sobre aquellos que están dispuestos a escuchar la voz de Dios, que es la que marca el camino a seguir.
 2)     Proclamando ayuno, hay que estar dispuestos a depender totalmente de Dios.
 3)     Convocando asamblea, hay volverse a Dios en adoración.
 4)     Santificando la reunión, hay que desechar todo lo que no es agradable a Dios.
 5)     Confesando el pecado, hay que reconocer el pecado.
El mensaje de Joel es bien directo: Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca. (Joel 1:5)
Es un mensaje para ser contado: De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. (Joel 1:3)
Es un mensaje de que la misericordia de Dios trae esperanza: “Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas. Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas. Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros.”(Joel 2:18–26)
¡Oh, Dios derrama tu misericordia!

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