La niña salió de casa y se sentó en una piedra en la parte alta de la estancia. Era una bella noche estrellada. Puso su cabecita entre sus rodillas mientras las rodeaba con sus brazos. Gruesos lagrimones caían de sus ojos.
Estaba sumida en la más profunda de las tristezas. No había consuelo posible para el intenso dolor que laceraba su joven corazoncito. La pérdida de su madre además de dejar un vacío imposible de llenar, había trastocado toda su vida.
Hoy cambiaba amigos, colegios de categoría, viajes por el mundo, por vivir con su padre en una zona rural del país. Su padre la amaba profundamente, pero su vida había dado un giro trascendental. Una semana antes disfrutaba de las luces nocturnas de una gran ciudad. Hoy estaba bajo una hermosa vía láctea vista desde la inmensidad del campo en la noche… pero su almita estaba quebrantada. Sus ojos cerrados y apretados.
“Abre tus ojos”, le susurró un ángel mientras tiernamente tocaba su hombro. Sobresaltada, se incorporó pero no vio a nadie. Puesta de pie y con sus ojitos muy abiertos y aún llenos de lágrimas, miró hacia el cielo.
El espectáculo increíble que ofrecía, visto desde el campo, era un cielo profusamente estrellado como nunca en sus jóvenes once años había visto, que pareció infundir nueva vida a su almita quebrantada. “En esa estrella está mi mamá”, pensó. “¡Y cómo brilla! ¡Me parece que me está mirando!”
Amad@: tal vez hoy tienes una profunda tristeza. Una pérdida irreparable, una traición, un fracaso, la partida a la eternidad de un ser amado…
Amad@: tal vez hoy tienes una profunda tristeza. Una pérdida irreparable, una traición, un fracaso, la partida a la eternidad de un ser amado…
Tu alma se quebranta, se parte en pedazos. Cuando esto nos pasa, tendemos a encerrarnos en nosotros mismos, sufrir el dolor muy dentro de nuestro propio ser… y cerramos apretadamente los ojos.
Pero afuera hay un bello cielo estrellado que, en el sentido más literal de todos, nos espera. Porque si has creído, allí vas a estar. Hoy un ángel toca tu hombro y te dice: “Abre tus ojos”.
Hoy, en medio del dolor, ABRE TUS OJOS al consuelo, al pronto auxilio en la tribulación. Hay una estrella que brilla para ti y solo podrás verla con tus ojos abiertos y atentos. Hoy un ángel del Señor, literalmente un mensajero, te acerca este mensaje para llevar a tu alma esa paz y el consuelo que necesitas.
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