Etapas de crecimiento en la vida del cristiano
"Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno". 1 Juan 2: 14En el capítulo anterior, Juan se refiere a los jóvenes de la Iglesia como los que han vencido al maligno, y esta es la segunda vez que dice esto: “Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno", pero en esta ocasión añade algo más, y seguramente lo hace para enfatizar: "sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros". Seguramente menciona estas dos cosas para explicar que han vencido porque son fuertes, y que esa fortaleza se debe a que la palabra de Dios vive en ellos. En esa frase se revela el secreto del crecimiento. ¿Qué hace que un niño espiritual se convierta en un joven espiritual?, ¡la Palabra de Dios que mora en él!, ¿Qué hace que un joven espiritual se convierta en un padre espiritual?, ¡la Palabra de Dios que permanece en él!. Este es el secreto del crecimiento y lo que permite a los cristianos pasar de una etapa a otra, hasta convertirse en padres espirituales.
El instrumento del cambio
La Biblia es la herramienta diseñada por El Creador para producir ese crecimiento ya que contiene su Palabra. Es imposible crecer como creyentes, si la Palabra de Dios no vive en nosotros. Esto lo sabe bien el enemigo, y por eso ataca tanto en esta área. Él sabe que si nosotros alcanzamos madurez espiritual podemos hacerle mucho daño. Aunque el diablo no puede evitar que dejemos de ser cristianos, sí puede impedir que nos convirtamos en cristianos fuertes. Y precisamente esto es lo que hace cuando capta nuestra atención y nos lleva por desvíos espirituales que impiden nuestro crecimiento. Nos ofrece ciertos atajos que aparentemente nos llevan a la madurez, pero es todo lo contrario, nos alejan de ella.
Examina con gran cuidado las Escrituras. (Juan 5:39)
No se debe estudiar la Biblia mecánicamente, como si fuera un libro cualquiera. Un pasaje nos recuerda que contiene Palabras vivas; por lo tanto, cuando las Escrituras hablan de conocer la Palabra de Dios, no están hablando simplemente de conocer la herramienta del cambio; siempre es la Biblia más el Espíritu Santo. Es a través de su Palabra como nuestro camino es iluminado para encontrarnos con el Espíritu Santo. Y estos dos juntos producen madurez. No se trata simplemente de retener en la mente las enseñanzas, es algo más profundo; es la Palabra apoderada de nosotros.
En primer lugar, echamos mano de ella, y luego permitimos que se apodere de nosotros. Entonces la Palabra comienza a vivir en nuestro interior, penetra en la conciencia, se apodera de la voluntad, de los pensamientos y de nuestro corazón (Hebreos 4: 12). Y eso es lo que produce la madurez y el crecimiento.
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