domingo, 21 de febrero de 2016

Ofender y perdonar

SANTIAGO 5:16  “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.  La oración eficaz del justo puede mucho.”
Si vives rodeado de personas, te darás cuenta que prácticamente en todo lugar te pueden ocasionar ofensas. Sea en el trabajo, vecindario, familia, matrimonio,... hasta en la iglesia los entredichos, discusiones, malos entendidos, peleas, dan lugar a que nos sintamos ofendidos y a la vez, que nosotros ofendamos a otros.
perdonarLos seres humanos somos tan especiales que enseguida nos ofendemos, especialmente cuando nos dicen las verdades. Esta clase de ofensa al molestarnos, demuestra nuestra altivez y orgullo al no estar dispuestos a recibir la corrección.
Pero está la otra ofensa, y es la que cometemos con nuestras palabras. La lengua descontrolada tiene el poder de lastimar a los que nos rodean. Muchas veces las tensiones por los nervios acumulados durante el día en el trabajo, con gente, etc., hacen que respondamos de forma airada y ofendamos a otros.
Sería bueno que en este momento hagas un alto, examines tu caminar en las últimas horas, y te preguntes: ¿A cuántos he ofendido hoy con mis malas reacciones?
La Biblia nos dice que debemos reconocer y confesar las ofensas (pedir perdón) a los que hemos ofendido. Puede resultar vergonzoso, pero hay bendición del Cielo para el que lo practica. ¿Decidiste ya qué vas a hacer?
Señor, Tú sabes los momentos difíciles que he pasado en este día. Éstos me han hecho reaccionar mal con mi cónyuge, mis hijos, mis vecinos, mi jefe, mis amigos, etc. Es mi culpa Señor. Yo he cedido ante la presión y he pronunciado palabras que han ocasionado problemas. Límpiame Señor, y por fe voy a hablar con los que he ofendido para presentarles mis disculpas. ¡Dame valor Señor! En el Nombre de Cristo Jesús, amén.
 

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