miércoles, 10 de febrero de 2016

Los Tres Sobres

La gente dice que hay dos formas de aprender:
De la experiencia, la cual se obtiene de los errores cometidos; y de la sabiduría, la cual se obtiene de los errores de otros. Hasta donde sea posible, es recomendable aprender de los errores de otros.
Aprender de los fracasos propios es siempre más fácil con la ayuda de un buen consejero. Después de que cometo mis errores garrafales, pido consejo de algunas personas: mi papá, y mi esposa quien siempre está dispuesta a compartir conmigo sus opiniones acerca de mis fracasos. Porque es importante buscar consejo en la persona correcta.
Oí la historia de un ministro recién nombrado que estaba instalándose en su nuevo despacho.
Al sentarse ante su escritorio por primera vez, descubrió que su predecesor le había dejado tres sobres con instrucciones, que deberían abrirse únicamente en tiempos de angustia.
No pasaron muchos días antes de que el hombre entrara en conflicto con la prensa, así es que decidió abrir el primer sobre.
La nota decía: Échele la culpa a su predecesor. Y eso fue lo que hizo.
Durante un tiempo todo anduvo bien. Pero unos pocos meses más tarde, de nuevo estaba en problemas, así es que procedió a abrir el segundo sobre.
La nota decía: Reorganícese. Y eso fue lo que hizo.
Eso le permitió disponer de más tiempo. Pero debido a que en realidad nunca hubo resuelto ninguno de los asuntos que le complicaban la vida, volvió a tener problemas, y esta vez, peores que nunca. De modo que, desesperado, abrió el último sobre.
La nota adentro decía: Vaya preparando tres sobres.
Pida consejos, pero asegúrese que sea de alguien que haya aprendido a manejar sus fracasos de forma exitosa.
El aprendizaje es un elemento esencial en la vida. Dios es un maravilloso Maestro que nos enseña a través de las circunstancias de la vida. No pierdas ni un solo detalle de su enseñanza.
Aun si fuera verdad que me he desviado, mis errores son asunto mío. Job 19:4.
¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente! Salmo 19:12.

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