Muchos recordarán este nombre: Lance Edward Armstrong. Nació en Austin, estado de Texas, en Estados Unidos. Fue ganador siete veces consecutivas del Tour de Francia, desde 1999 a 2005, competencia ciclista por etapas a lo largo de la geografía francesa, que dura tres semanas y se celebra en el mes de julio de cada año. Lance, además, obtuvo la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Su fama se extendió por todo el mundo. También creó una fundación contra el cáncer, mal que le afectó y que logró superar. Pero el 13 de junio de 2012 fue acusado de dopaje por la Agencia Antidopaje de los Estados Unidos, y el 23 de agosto del mismo año fue despojado de los siete triunfos del Tour, de todos las victorias conseguidas desde 1988, y suspendido de por vida de la actividad deportiva. Entrevistado, dijo: “me dopaba con el afán de ganar a cualquier precio…ya sé que la gente no me va a creer, pero me gustaría pedir disculpas a las personas a las que he hecho tanto daño…”. Sin embargo, Lance contó una experiencia más dramática, “vi a mi hijo mayor, de trece años, cómo me estaba defendiendo ante otras personas diciendo, no es verdad lo que dicen de mi padre…”, y entonces le dije, “no me defiendas, hijo, es verdad”.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. Juan 13: 15
Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Filipenses 3: 17.
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4: 12.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. Juan 13: 15
Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Filipenses 3: 17.
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4: 12.
Dramática la historia por las consecuencias que trajo. Todo lo que rodeaba al deportista fue afectado por sus acciones, pero sin duda, lo más duro fue cuando se derrumbó la imagen paternal que tenía su hijo de él. Pues igual de tremendo es cuando se derrumba la imagen paternal de Dios que han mostrado los creyentes ante el mundo, y que por descuido o poca seriedad ante Jesús, han dado mal ejemplo. El mal testimonio siempre va de la mano de la incredulidad, y la incredulidad lleva a la muerte eterna; será muy difícil que alguien que ha recibido mal ejemplo de un creyente, pueda creer en el Salvador, poniendo en serio riesgo su salvación.
Pero la Palabra de Dios, la Santa Biblia, estimula el buen ejemplo. Jesús se pone como primer ejemplo a seguir, luego debemos serlo los demás. Hagamos un llamado en esta ocasión a cada uno de nosotros, a ser ejemplo en todo, pues hay muchos ojos que nos observan, ya sea para tomar el Camino o para hacer burla de Él a causa del mal testimonio (el ejemplo de Lance está presente).
Pero la Palabra de Dios, la Santa Biblia, estimula el buen ejemplo. Jesús se pone como primer ejemplo a seguir, luego debemos serlo los demás. Hagamos un llamado en esta ocasión a cada uno de nosotros, a ser ejemplo en todo, pues hay muchos ojos que nos observan, ya sea para tomar el Camino o para hacer burla de Él a causa del mal testimonio (el ejemplo de Lance está presente).
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