martes, 16 de febrero de 2016

¿Cómo caminar sobre el mar?

caminar sobre el mar
Texto bíblico: Mateo 14: 22-33
  1. Debemos tener una vida de oración. Hasta el mismo Jesús la tenía, pues entonces, cuánto más la necesitaremos nosotros; nos conviene despedir a la multitud, lo que viene a significar que debemos dejar de lado a las personas que nos rodean, o cualquier actividad que estemos realizando para ir a encontrarnos con Dios.
  2. No tenemos por qué sentirnos solos y creer que estamos atravesando las tempestades sin la ayuda de nadie. Los discípulos estaban en la barca, la cual se veía afectada por el mal viento, pero en ese momento Jesús no estaba físicamente con ellos sino que se encontraba en el monte orando, y obviamente, aunque no vieran a Dios y creyeran que estaría ocupado en otras cosas, pensarían que los habría abandonado. Pensemos que Él siempre tiene el control y busca la manera de actuar a nuestro favor. ¿Cuál sería la oración de Jesús en ese momento? Mientas los demás se encontraban en el mar, no es nada osado aventurar que su oración estaba dirigida a lo que estaba a punto de suceder. Como buen intercesor estaba pidiendo por sus discípulos y desde el principio, Él tenia todo bajo control.
  3. No tenemos que darle cabida al temor. Ciertamente, es una de las artimañas que el enemigo mejor sabe usar, no porque él sea eficiente sino porque nosotros se lo permitimos, puesto que en medio de cualquier situación, siempre se nos hace más fácil pensar y esperar lo malo, demostrando que nuestras expectativas se inclinan más a las cosas negativas que a las positivas.
  4. Debemos renunciar a la duda; ésta va muy de la mano con el temor, y lamentablemente, si dudamos de nuestras propias capacidades, mucho más dudamos de Dios. Aun Pedro, sabiendo que Jesús estaba cerca de ellos, se atrevió a decirle que le confirmara si en verdad era Él quien caminaba sobre el mar, y aun así, Jesús no tuvo ningún inconveniente en demostrárselo. Pero hay algo realmente clave en esto, y es que en realidad, ¿qué era lo que estaba haciendo que Pedro caminara sobre el  mar? Quizá fue el poder de Jesús, o la fe que tuvo Pedro; ciertamente fue la fe que tuvo Pedro la que le permitió dar unos pasos sobre el mar, pero la fe no le duró mucho, su fe no fue suficiente para llegar a Jesús. Pedro no llegó donde Jesús estaba, porque como a cada uno de nosotros, le dio miedo y le faltó fe.
Constantemente Le pedimos guía, ayuda, dirección, confirmación y soluciones a Dios, pero cuando tenemos las respuestas nos da miedo afrontarlas aun sabiendo que vienen de parte de Él, o nos da temor emprender grandes cosas para nuestra vida ministerial y personal.
Imaginemos a Jesús escuchándole decir aquella pregunta ¿Por qué dudaste?... se hará la misma pregunta a diario y varias veces en el día por cada uno de nosotros, es de imaginar su cara de desconcierto y tristeza porque no confiamos en Él como debe ser.
Todo lo que vayas a hacer, hazlo con fe, sin duda alguna, sin temor, sin miedo. ¡Adelante!, camina, ponle la zancadilla a las adversidades, a los problemas, a tus enemigos, que cada paso que des sobre ese mar sea para acercarte más a Dios y a lo que te ha prometido, y que no te falte la fe para que no termines sumergido en el mar.
 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. Santiago 1:6 (Reina-Valera 1960).

No hay comentarios:

Publicar un comentario