viernes, 1 de enero de 2016

¿Quién soy yo? ¿Cuál es el propósito de mi vida?

Son muchos los que pasan por la vida insatisfechos, sin un objetivo, buscando, mientras un lienzo en blanco está esperando para que pinten un dibujo de su propósito. ¿Qué quiere decir esto?...
... Hay un gran vacío en todos nosotros. Buscamos muchas cosas para llenarnos…amigos, moda, falsedades, fornicación, la droga y sus fantasías.... Pero sígueme, sígueme hasta el borde de un abismo donde muy dentro y muy profundamente, todos sabemos que falta algo. Desde el momento que Dios trajo al hombre a la vida y lo hizo con sus propias manos y según su propia imagen, Su plan era para que el hombre y Él fueran uno. El Creador y su Creación conviviendo juntos en una bella armonía. Suena perfecto, ¿no? Entonces, ¿qué pasó? El pecado.
El pecado nos confundió. El pecado abrió ese vacío, el pecado nos alejó de nuestros amigos, el pecado nos alejó de Él. Y durante muchos siglos, nosotros los seres humanos hemos intentado hacer un puente en esta creciente brecha con filosofías y religiones. A menudo buscamos más y más soluciones, pero las divisiones fueron muchas y se instalaron tanto en nosotros que Dios nos quebrantó, y podría parecer que la humanidad estuviese condenada... Condenada hasta que un niño nació en la ciudad de Belén, nuestro Salvador, Jesucristo, nuestro Señor. “Y hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. Pero este no era un niño ordinario, Él se hizo un chico, luego un hombre y después un predicador, y condujo a una multitud de gente con enseñanzas realmente radicales y extraordinarias como: “Ama a tus enemigos”. “Ama a aquellos que te maldicen”. “Preséntales tu otra mejilla.”
Es el Maestro más grande que ha existido, pero no era un predicador ordinario. "El precio del pecado es la muerte, pero el regalo de Dios es Vida Eterna a través de Jesucristo quien pagó por nuestros pecados." Él tuvo que pagar el precio.
Le pusieron clavos en sus manos. Traicionado y negado, lo colgaron y lo clavaron en una cruz por ti y por mí, hace más de dos mil años.
Negaron al Hijo. El Hijo de Dios. Nuestro Cordero asesinado antes de que el mundo comenzara, murió. Una de las más agonizantes muertes físicas que una persona pueda sufrir.
Lo pusieron en la tumba de un amigo por tres días, y durante esos tres días sus discípulos corrieron, pero gracias al Altísimo no es así como termina la historia, porque tres gloriosos días después Jesús se levantó de entre los muertos. Este no fue un sacrificio ordinario, porque Él se convirtió en “El Camino, la Verdad, y la Vida”, y ahora tenemos un camino al Padre a través de Él. A través de la cruz, ahora podemos cruzar como un puente, ese abismo causado por el pecado que nos separaba de Él. Y Él nos está llamando, pero somos nosotros quienes elegimos ir. Él nos ha dado todo el Amor. “Tanto amó Dios al mundo que envió a Su único Hijo”. Si nosotros tan solo creyéramos que Jesucristo pagó este precio…
Jesús dijo: “La verdad será revelada.”
No habrá más separación, no más miedo a la muerte, no más vacíos en nuestros corazones. Ahora podemos tener vida eterna.
Dios le dio al hombre una elección, y el hombre la acepta o la rechaza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario