viernes, 15 de enero de 2016

Mi Tiempo Personal Con Dios

“A SUS DISCÍPULOS SE LO EXPLICABA TODO EN PRIVADO”. (Marcos 4:34)

Un sondeo reciente corrobora lo que muchos sospechábamos: el estrés se incrementa a medida que el trabajo se apodera, cada vez más, de nuestro tiempo personal. La era de la electrónica no ha reducido la avalancha de correos electrónicos, memorandos, libros y periódicos que tenemos que leer para estar al día. Una ejecutiva de relaciones públicas que envía diariamente 400 emails, 20 mensajes de texto y hace unas 100 llamadas telefónicas, dice: “Anteriormente solía parar de trabajar cuando ya era tarde para hacer llamadas, pero ahora nunca acabo”. En la actualidad, vive en el campo detrás de una montaña porque allí no hay señal, y si algún día erigieran allí una antena para móviles, ella asegura que se mudaría otra vez.
Es fundamental planear tener un tiempo personal con Dios, pues de otra forma no se va a dar. Marcos dijo: “a sus discípulos se lo explicaba todo en privado”. Hay cosas que el Señor solo te va a revelar cuando “meditas en tu corazón” y callas” (ver Salmo 4:4). 
En el libro "Gran llamado, Gran Privilegio", su autor Gail MacDonald escribe: “Los antiguos ascetas del desierto solían regirse por un credo disciplinario: silencio, soledad y paz interior. Solo después de pasar largos períodos de tiempo escuchando se consideraban en capacidad de hablar. Hay una lógica extraña en muchos de los cristianos de hoy en día, que parece dar a entender que la renovación y la alimentación espirituales se encuentran cuando se buscan continuamente nuevas voces, se asiste a más reuniones, se escucha música sin parar y se reúne para intercambiar reflexiones, aunque sean poco elaboradas. ¿Cuántas veces caemos en la trampa de creer que agradamos más a Dios cuando optimizamos nuestra información, nuestros programas y nuestras relaciones? Desconectar de lo material conlleva estar en silencio delante de Dios, “es un tiempo de conversación celestial en el que escuchamos más de lo que hablamos. Y el silencio demanda soledad”. En resumen:
¡Necesitas tiempo personal con Dios!

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