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Coincidió la visita al mismo tiempo que el poeta había caído en uno de sus tantos altibajos con el alcohol, y se había tomado unas vacaciones para hacer culto a Baco (dios griego del vino y del placer).
Los señores lo encontraron en las afueras de una taberna, descuidado, sucio y andrajoso. El menosprecio por el poeta nicaragüense fue palpable, pero a cambio, él soltó este poema:
Puede una gota de lodo sobre un diamante caer,
Puede también, de este modo, su fulgor oscurecer.
Pero, aunque el diamante todo esté de fango lleno,
el valor que lo hace bueno no ha de perder ni un instante,
y ha de ser siempre diamante por más que lo manche el cieno.
1 Juan 2:1-2 “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”
Juan 15:3 “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.”
Así que la próxima vez que Satanás quiera echarnos lodo encima, recordemos que la palabra de Dios nos limpia.
Que Dios te bendiga.
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