¿De dónde viene la Biblia?
La Biblia es en cierto sentido, como una biblioteca, ya que en realidad es una colección de libros. Estos libros fueron escritos a lo largo de muchos siglos, y fueron reunidos gradualmente hasta adoptar su forma actual. La primera “colección” fue, probablemente, la integrada por los cinco primeros libros de la Biblia (llamados comúnmente “Torá”, que es la palabra hebrea con que se designa a la Ley de Dios). Con el tiempo, se agregaron otros libros.
Todo el Antiguo Testamento se terminó unos cuatro siglos antes que llegara Jesús. Solo unas décadas después de que Jesús ministrara en la tierra, se escribieron los libros del Nuevo Testamento, que luego fueron aceptados por los cristianos. Pero el hecho más importante en relación con la Biblia, es que Dios supervisó toda su redacción y la ha preservado hasta el tiempo presente.
La Biblia no es solamente un libro antiguo de sabiduría humana, es la Palabra de Dios, dada a nosotros para que podamos conocer a Dios. La Biblia dice: “Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21, NVI). Dios guió a los autores que escribieron los diferentes libros.
¿Qué lugar ocupa la Biblia en su vida? Dios quiere hablarle por medio de sus páginas; ¿le está prestando atención? Más que nada, Él quiere que usted llegue a conocerlo descubriendo a Jesucristo, quien está en el centro de la Biblia.
¿Cómo sabemos que la Biblia es verdad?
Aquí están cinco razones por las que puede confiar en lo que dice la Biblia:
- La Biblia contiene cuatro evangelios o libros sobre las Buenas Nuevas de Cristo y la salvación. Los evangelios son Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los autores sabían mucho sobre el ministerio de Jesús: Mateo era un recaudador de impuestos que se convirtió en uno de los discípulos, o seguidores, de Jesús; Marcos trabajó con los que comenzaron las primeras iglesias; Lucas era un médico que investigó cuidadosamente la vida de Cristo y escribió con gran detalle; y Juan también fue uno de los discípulos de Jesús. Los Evangelios son relatos de testigos oculares del ministerio de Cristo, históricamente detalles precisos y fueron escritos poco después del ministerio de Cristo. Fuentes no cristianas y la arqueología también confirman los hechos históricos que aparecen en los Evangelios.
- Entre 25,000 y 30,000 copias manuscritas del Nuevo Testamento han sobrevivido hasta hoy. Padres de la antigua Iglesia citaron el Nuevo Testamento tanto que incluso si estas copias fueran destruidas, casi todos los libros podrían unirse. Algunos críticos dicen que estas copias contienen miles de variantes, o diferencias en el texto. Sin embargo, casi todas estas variantes son de menor importancia, como las diferencias en la ortografía o el uso de “Jesús” en lugar de “Jehová.” Ninguno de ellos cambia el mensaje central del Nuevo Testamento.
- Los cuatro evangelios hablan del ministerio de Jesús, pero incluyen diferentes detalles. ¿Significa eso que estos cuatro relatos están en conflicto, que no son verdaderos? En absoluto, solo que los autores escribieron a diferentes audiencias por diferentes razones. Mateo escribió a los Judíos para probar que Jesús es el Mesías, el Salvador. Marcos escribió a los Cristianos Romanos para enfatizar las enseñanzas de Cristo y su corazón para servir a los demás. Lucas escribió a los Gentiles (no-Judíos) para mostrar que Jesús, al vivir una vida sin pecado, pagó el precio por nuestros propios pecados. Y Juan mostró a los nuevos creyentes que Jesús es el Hijo de Dios, y aquellos que creen en Él tengan vida eterna. Cada autor tiene un estilo diferente de escribir, pero las cuatro cuentas presentan la misma verdad básica. Los evangelios también incluyen historias vergonzosas, como los discípulos a veces no entendiendo las enseñanzas de Jesús. Esos testimonios no se hubiesen utilizado por aquellos que le llaman Señor si no fuera cierto.
- Incluso sin las copias del Nuevo Testamento, la gente, a lo largo de los siglos, ha pasado las historias de Cristo de boca en boca. Además, habían tantos testigos oculares de las enseñanzas de Jesús – piensa en la alimentación de los 5,000 con cinco panes y dos peces – que un detalle inexacto puede ser fácilmente silenciado.
- Dios usó a los escritores para transmitir su mensaje, guiándolos a través de visiones, sueños y sus propias experiencias. 2 Timoteo 3:16-17 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios.” Dios no movió la pluma en la mano del escritor, pero la guió a través del proceso; Él inspiró el texto. El hecho de que los seres humanos cometen errores, no significa que no se puede escribir documentos verdaderos.
Leer la Biblia
La Biblia es grande, tan grande que ni el mayor erudito podrá agotar jamás sus riquezas.
¡Pero la Biblia no es solo para predicadores y eruditos! Dios quiere hablarle a usted a través de su Palabra, y sea usted quien sea, la Biblia puede cobrar vida para usted. Quizá nunca llegue a comprender todo lo que contiene, pero puede entender algo. Samuel era solo un niño, pero Dios respondió su sencilla oración: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:9, NVI).
¿Por qué la Biblia continúa siendo un libro cerrado para muchos? Una razón es que no nos damos cuenta de cuánto la necesitamos. Si yo le sugiriera que dejase de comer por unos meses, usted no me haría caso, y haría bien. Necesitamos comer para sobrevivir, y si no comemos, nos debilitamos y finalmente, morimos. Pero muchos cristianos están débiles y muertos de hambre espiritualmente, porque no hacen caso del “alimento” espiritual que Dios nos provee en la Biblia. La Biblia no es opcional; es necesaria. No se puede crecer ni fortalecerse espiritualmente sin ella. Job dijo: “Guardé las palabras de su boca más que mi comida” (Job 23:12, RVR 1960). ¿Es importante para usted la Biblia?
¿Cómo puede descubrir el mensaje de la Biblia? ¿Cómo puede la Biblia llegar a ser parte de su vida?
Aprenda la Biblia por medio de otras personas. Dios les ha dado a algunas personas un don especial para comprender la Biblia y enseñársela a los demás. La Biblia dice que “en la iglesia Dios ha puesto…maestros” (1 Corintios 12:28, NVI). Preste mucha atención cuando su pastor predica de la Biblia. Además, busque una clase bíblica en su iglesia o en su comunidad donde se enseñe fielmente la Biblia. También, busque una emisora radial cristiana en su área (si vive en un país donde se permite emitir programas religiosos). Algunos de los mejores maestros cristianos de la actualidad, están en la radio. Considere la posibilidad de pasar parte de sus vacaciones en un centro de conferencias dedicado a la enseñanza de la Biblia. Para muchas personas es útil estudiar libros devocionales diarios basados en la Biblia. Aunque estudie solo un versículo o dos por día, Dios puede usarlos para alentarlo.
Uno de los movimientos más importantes de las últimas décadas ha sido la explosión de los grupos pequeños de estudio bíblico. En todo el mundo, los cristianos se unen para leer la Biblia y compartir perspectivas. La Biblia dice: “Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría” (Colosenses 3:16, NVI). Jesús prometió: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20, NVI).
Aprenda la Biblia por su cuenta. Si nunca la ha leído o comenzó a leerla una vez y se quedó atascado, anímese a descubrir la Biblia por sí mismo. ¿Cómo puede hacerlo?
-Primero, acérquese a la Biblia con gozo. ¡La lectura de la Biblia no debe ser una carga, sino un gozo! Recuerdo con nitidez, el día que leí la carta de Ruth en la que decía que había decidido aceptar la propuesta de matrimonio. Creo que la leí y releí decenas de veces ese día. Dios quiere hablarnos por medio de la Biblia; de hecho, ella es su “carta de amor” para nosotros. ¿Por qué no acercarnos a ella con gozo?
-Después, acérquese a la Biblia con oración y expectativa. Pídale a Dios que le hable por medio de sus páginas, y espere que lo haga. Esto no significa que cada vez que abramos la Biblia encontraremos algo nuevo; quizá Dios desee poner de relieve verdades que ya conocemos. Pero haga suyas las palabras del salmista: “Ábreme los ojos, para que contemple las maravillas de tu ley” (Salmo 119:18, NVI).
-Además, acérquese a la Biblia sistemáticamente. Algunas personas abren la Biblia casi al azar, o simplemente releen pasajes que ya conocen. Aunque Dios, sin duda, puede hablarnos por medio de cualquier pasaje, también debemos recordar que la Biblia no fue escrita para ser leída de esa forma.
-Adquiera el hábito de leer la Biblia como fue escrita: cada libro de una vez. Generalmente se debería comenzar por leer uno de los evangelios, como el de Juan, quizá solo unos párrafos cada vez. Luego, podría leer Hechos, que habla sobre los primeros cristianos, o alguna de las cartas del Nuevo Testamento. Salmos, en el Antiguo Testamento (el “himnario” de la Biblia), ha sido de bendición para generación tras generación de creyentes, mientras que Proverbios es una guía práctica para la vida cotidiana. Salmos nos enseña cómo relacionarnos con Dios, y Proverbios nos enseña cómo relacionarnos con los demás.
-También, acérquese a la Biblia reflexivamente. En otras palabras, asegúrese de entender lo que lee. Hace varios años, una mujer me dijo que su abuela lee un capítulo de la Biblia por día. Y agregó: “Pero cuando le pregunto qué acaba de leer, no puede decírmelo. Leer la Biblia es solo un hábito que aparentemente, no modifica nada de ella.”
Concéntrese en lo que el pasaje dice realmente. ¿Qué sucede en ese pasaje? ¿Qué dice acerca de Dios, o de Jesús, o de la forma en que alguien respondió a Dios?
-Finalmente, acérquese a la Biblia obedientemente. Santiago escribió: “No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica” (Santiago 1:22, NVI). ¿Le está señalando Dios alguna verdad que usted debería creer, o algo que debería hacer? ¿Acaso le muestra un pecado del que debe arrepentirse? Recuerde: Dios nunca nos guía a hacer nada que sea contrario a su Palabra. Pero lo opuesto también se aplica: Dios siempre nos guía a hacer todo lo que está de acuerdo con su Palabra.
-Finalmente, acérquese a la Biblia obedientemente. Santiago escribió: “No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica” (Santiago 1:22, NVI). ¿Le está señalando Dios alguna verdad que usted debería creer, o algo que debería hacer? ¿Acaso le muestra un pecado del que debe arrepentirse? Recuerde: Dios nunca nos guía a hacer nada que sea contrario a su Palabra. Pero lo opuesto también se aplica: Dios siempre nos guía a hacer todo lo que está de acuerdo con su Palabra.
Dios nos dio la Biblia porque quiere que lo conozcamos, lo amemos y lo sirvamos. Más que nada, nos la dio para que podamos llegar a ser más como Cristo. Haga que la Biblia sea parte de su vida… y comience hoy mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario