sábado, 21 de febrero de 2015

Momentos con Dios

“Envía tu luz y tu verdad; estás me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas. Entraré al altar de Dios, al Dios de mi alegría y de mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío”.
(Salmos 43:3-4)
¡Amo el libro de los Salmos! Quedo cautivo, extasiado y sin palabras cuando me adentro en esas hermosas composiciones que escribieron diferentes salmistas, entre los cuales, el más destacado es David. Me gusta percibir a través de esos versos, clamores, plegarias y cánticos, y la confianza que ellos tenían en la fidelidad y el amor de Dios. Y la sencillez y transparencia de sus almas, que sabían reconocer cuándo necesitaban de la misericordia y el perdón de Dios, y también, cuándo era el momento indicado para alabarle, invocarle y decirle cosas lindas a su oído.
Debemos procurar a diario entrar al monte, al altar de Dios. El altar mayor está en la disposición de nuestro corazón y lo abrimos, cuando en oración nos postramos y adoramos a ese Ser que nos dio la vida y que continuamente, hace maravillas y cosas increíbles en nosotros. Cuando le cantamos, cuando pedimos su dirección y guía para las cosas que vamos a hacer; cuando le consultamos sobre nuestras más anheladas aspiraciones Él nos envía su luz, y en su sabiduría, nos hace conocer las cosas que tiene para nosotros. Él nos hace entender siempre, que sus caminos y pensamientos nos llevaran más lejos de lo que imaginamos.
Hoy tal vez, no tengas un arpa, violín o algún instrumento musical (aunque si lo tienes y lo sabes tocar eres un privilegiado/a). Pero sí tienes una adoración pura, sincera, de agradecimiento, de amor para tu Padre Celestial, y Él está ansioso por recibirla. Él quiere escuchar tus palabras, desea sentir esa adoración que hace que los ángeles celebren y se gocen, de ver que entiendes que tienes un privilegio que ellos no tienen, cual es, ser redimido y comprado a precio de sangre preciosa. Porque tienes un valor tan estimado para tu Creador, que dio lo más preciado para que fueras salvo y tuvieras conexión y comunicación con Él.
No te olvides nunca de lo importante que es pasar tiempo con tu Padre a solas, en oración, comunión y adoración. Recibirás bendiciones maravillosas que Él tiene reservadas solamente para ti, y te mostrará cosas grandes y secretos maravillosos que aún desconoces.

QUE DIOS SEA LO PRIMERO EN NUESTRAS VIDAS Y QUE LUEGO VENGAN LAS DEMÁS COSAS.

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