Jesucristo ocupa el primer lugar en toda la Biblia. En el Nuevo Testamento lo hallamos como real, y también lo encontramos figuradamente representado y anunciado como venidero, en los libros del Antiguo Testamento. En el libro de Génesis, por ejemplo, lo vemos en la historia de José: amado por su padre, vendido por sus hermanos, y al final engrandecido como gobernador de Egipto. En Éxodo es el cordero sacrificado en la Pascua. En Levítico los sacrificios y las ofrendas hablan de Él. En el libro de los Números, la serpiente de bronce colocada por Moisés sobre una asta para salvar a los que la miraban, nos hace pensar en Jesús en la cruz, como él mismo lo diría (Juan 3:14-15), etc.
En el Nuevo Testamento recibe el primer lugar. Los cuatro evangelios nos presentan los diferentes aspectos de su persona y de su gloria. Las epístolas exponen los resultados de su obra. Por último, el Apocalipsis revela cómo tomará el primer lugar a la cabeza del reino del mundo, y luego en el cielo por la eternidad.
Jesucristo ocupa el primer lugar en la creación: “Todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16). Él es quien sostiene el Universo (Hebreos 1:3).
También ocupa el primer lugar en la resurrección. Es el primer resucitado de entre los muertos. Es el primer glorificado en el cielo y el primero en la Iglesia (Romanos 8:29).
Ahora el Señor Jesús desea ocupar el primer lugar en mi vida y en la suya.
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