La verdad es que el problema no está afuera. El problema está en nuestro interior.
Muchas veces decimos que si no fuera por el lugar donde vivimos, la gente con quien nos relacionamos, la casa donde estamos o el trabajo que desempeñamos seríamos más felices. Pero no tenemos que mirar mucho hacia fuera. Una mirada dentro de nosotros es suficiente para contemplar la raíz de nuestras dolencias y quebrantos.
Tú, que nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo!
Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada, dice el Señor.
Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada, dice el Señor.
Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada.
¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. Porque a derecha y a izquierda te extenderás; tu descendencia heredará naciones, y poblará ciudades asoladas.
No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada.
No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada.
Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el oprobio de tu viudez.
Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el Señor Todopoderoso.
Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario