sábado, 26 de diciembre de 2015

Desafío abierto

Jeremías 44:1 al 10. ¿Qué hacían los cautivos en Egipto?
Durante la cautividad en Egipto, Jeremías debió afrontar el mismo problema que tuvo cuando su pueblo vivía en Judá. En aquel tiempo tuvo que hablar a los líderes; ahora tenía que hablar al pueblo común, que en la cautividad cometía algunos de los mismos pecados que trajeron la devastación sobre él.
¿Qué sorprendente respuesta le dieron a Jeremías cuando los confrontó? (Jeremías 44:15-19).
La dureza de sus corazones, y el engaño que los había vencido eran asombrosos. Miraron a Jeremías a la cara, le desafiaron, y no tuvieron en cuenta lo que les había hablado en “el nombre de Jehová”.
La explicación es sencilla: en los tiempos anteriores, antes de la reforma de Josías, cuando estaban profundamente sumergidos en la adoración a dioses paganos, hasta quemando incienso a “la reina del cielo” y derramando libaciones a ella, les iba bien. Estaban bien materialmente y vivían seguros. Sin embargo, fue solo después de las reformas de Josías, hechas demasiado tarde y solo a medias, cuando la calamidad los golpeó. Así pues, ¿por qué habrían de escuchar a Jeremías y todas sus advertencias?
La respuesta de Jeremías (Jeremías 44:20-30) fue: No, ustedes no entienden. Precisamente porque hicieron todas estas cosas, estas calamidades vinieron sobre ustedes. Peor aún, su obstinada negativa a cambiar significa que vendrán aún más calamidades, y la seguridad que ustedes pensaron que encontrarían en Egipto es un engaño y una mentira, así como los dioses paganos que ustedes adoran. Al fin, conocerán la verdad, pero será demasiado tarde.
¿Qué sucede con los que sumergidos en el pecado y la incredulidad, parecen estar muy bien, mientras que a veces, los cristianos fieles pasan por terribles pruebas? ¿Cómo enfrentamos esta realidad?

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