¿Habrá algo imposible para mí? Pregunta Dios quien te creó. El mismo que te alumbró en el vientre de tu madre y que había pensado en ti antes de tu concepción. No hay absolutamente nada lejano para mi poder, desde el principio lo he demostrado. ¿Que tus circunstancias son adversas y los gigantes se ven enormes? Yo soy más grande que cualquier cosa que quiera estorbar tu vida y robar tu paz. A Abraham cumplí lo que le prometí, y Sara, a pesar de su vejez, pudo concebir. Ana clamó a mí angustiada y desesperada; cansada de tanto escarnio y opresión me buscó en oración, y la respuesta encontró, su vientre se abrió. Elías se encontraba desesperado en el desierto, escondido en una cueva pensando que iba a morir, estaba alejado y sintiendo depresión. Pero yo lo visité allí donde él se encontraba, le di de comer, lo sustenté y le otorgué nuevos alientos.
Aquel ciego clamaba a mí, daba grandes voces para que yo me apiadará de él. Yo le escuché, lo atendí, sus ojos se abrieron, y recibió su milagro.
Una mujer con el flujo de sangre, cansada, moribunda pero todavía persistente, tocó el borde de mis vestiduras y además de sanidad, recibió la salvación. Había oprimidos y endemoniados para los que parecía que la libertad no llegaría, sin embargo, yo, Jehová, que siempre he sido, los libré de sus cadenas. Escaseaba la comida en casa de la viuda, pero como ella obedeció a mi mandato, recibió el alimento. Dividí las aguas del Mar Rojo para que el pueblo de Israel pasara, alimenté a multitudes cuando parecía que no había nada. Es que soy Dios, el que lo conoce todo. Me allegué a casa de Zaqueo para tener una conversación que marcaría su vida. Para los demás, él no necesitaba nada, pero en su corazón me anhelaba.
En el pasado hice, pero en el presente sigo haciendo. Y aunque no lo entiendas y no lo veas, estoy obrando. Las cosas vendrán a su debido tiempo, solo ten fe, sigue esperando. Sé muy paciente y verás en tu vida el milagro. No tengo necesidad de decirlo, pero he querido recordártelo para que sepas que yo soy tu Dios quien te sostiene; no temas que Yo te ayudo.
La respuesta vendrá, solo espera tranquilamente. No olvides que yo te amo y que nunca he desamparado la obra de mis manos.
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