jueves, 19 de noviembre de 2015

Mujer poderosa

Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. Jueces 4:8
La abeja es un insecto valioso, generoso y muy útil. Se caracteriza por su laboriosidad, porque produce un sabroso alimento, construye una vivienda ejemplar, y trabaja solidariamente en equipo. Es una criaturita social con una compleja y sofisticada organización. Otro rasgo importante es su carácter temible y valiente cuando se enoja, o a la hora de defender la colmena. Posee un aguijón que utiliza contra sus enemigos, aunque la acometida pueda costarle la vida. Su principal reputación proviene de su notable aptitud para producir una de las sustancias más exquisitas y nutritivas de la naturaleza, la miel. Los especialistas encuentran todavía otra función beneficiosa de este noble insecto, su papel en la polinización de los cultivos de frutas, nueces y hortalizas, así como de muchas plantas.
Cada vez que veo una abeja en el jardín de mi casa, recuerdo a Débora. Porque Débora, en hebreo, significa “abeja”. Y ella fue una de las más prominentes mujeres de Israel. En la historia de Débora, su nombre reproduce admirablemente las peculiaridades de la noble abeja. En Jueces 4:4, leemos que Débora es “mujer de Lapidot”. El nombre de su cónyuge, Lapidot, también tiene un significado interesante: “antorcha”, “destello” o “relámpago”. Algunos eruditos han pensado que la frase “mujer de Lapidot” debería traducirse “mujer de espíritu fogoso” o “ardiente”.
En los capítulos cuatro y cinco de Jueces encontraremos al tipo de mujer adecuada, en medio de una sociedad de hombres injustos: valiente, sabia, laboriosa, libre y fiel a sí misma y a Dios, antes que a los hombres. Una triunfadora, no porque gane siempre, sino porque jamás se rinde.
La figura de Débora, la abeja, quedó registrada en la historia sagrada como un modelo a seguir. Ella es un signo del rechazo y abominación a toda forma de injusticia; emblema de un género cuya identidad no descansa en otro ser humano, sino en la fe puesta en su Dios.
Dios nos convierta en abejas laboriosas para Él.

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