Pienso en cuánto nos fascina leer, escuchar o ver vídeos de historias reales o falsas que tengan una buena enseñanza. Siempre lo he visto como algo inofensivo y bueno. Sin embargo, mucho tiempo atrás el Apóstol Pablo le escribió a su discípulo amado, lo que vemos en 1 Timoteo 4:7 "Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad."
Ya en aquel tiempo los creyentes eran influenciados por historias con buena enseñanza. Y el Apóstol se ve en la necesidad de decirle a Timoteo: deja a un lado esas historias lindas y esfuérzate, ve detrás del estudio intencional de la Palabra de Dios, porque necesitas la leche espiritual, profundiza en ella, no te quedes en la superficie. Suda, fuerza tu mente y corazón a meditar en la Palabra de Dios. Saca tiempo para orar, si es que quieres crecer y madurar. Sí, eres joven, pero no por eso tienes excusa para no ser ejemplo en palabra, en conducta, amor, espíritu, fe y pureza (verso 12).
Las enseñanzas llegan a ser convicciones cuando nosotros las obtenemos metiéndonos a fondo en las Escrituras. Dios me ha llevado a mí a decir frases, sacadas de algún versículo, desde lo profundo de mi corazón. Pero aún me falta mucho por conocerlo… porque Él es Dios.
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