La grandeza de un hombre está en lo inmenso de su corazón y en la pureza de sus sentimientos. En la fuerza interna, que a diario encuentra, para luchar por ser mejor con él mismo y con los demás. En la integridad con que realiza las cosas que hace. En el empeño que pone para darle lo mejor a su familia, amigos y seres queridos. Lo hace grande la sabiduría que aplica para tomar las mejores decisiones, y la inteligencia que posee para saber discernir lo bueno de lo malo. Lo hace grande el trabajo que ejerce, sin importar cuál sea, y el sacrificio que entrega muchas veces por amor.
Nos equivocamos al pensar que el que un hombre sea bueno en la cama, lo hace grande. Cierto es que en la vida es importante que las parejas disfruten de su sexualidad, pero que eso importe más que muchas otras cosas,... no sé, no lo creo. ¿Cómo es que el ser humano ha llegado a ser más insensible con el paso del tiempo? ¿Cómo es que hayamos evolucionado en conocimiento, ciencia y tecnología, pero que cada día nuestros valores vayan disminuyendo? ¿Cómo es posible que las personas midan el amor por la cantidad de veces que puedan “hacer el amor” en un día? Tiene que ver con el amor, también con la pasión, pero a la hora de la verdad, ¿qué pesa más?
En fin, ustedes los hombres son maravillosos por lo que son, no por lo que tienen. No importa si son guapísimos o que algunas personas no entiendan su belleza exótica e interesante. Es muy importante lo que tienen dentro de sus corazones, lo que esconde su interior. Que cuando un hombre busca de Dios y se deja dirigir por Él eso hace una gran diferencia en su vida. Debes luchar por ser mejor, por sentirte bien contigo y con el mundo que te rodea.
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