sábado, 31 de octubre de 2015

Malagradecidos

“Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre.”  (Efesios 5:20)
mal agradecidosSe cuenta que una vez, un líder espiritual que vivía en un pequeño pueblo pesquero, después de una terrible tormenta, colocó en una de las pilastras de la  iglesia, un cartel con los nombres de nueve pescadores, y sobre tales nombres, la frase: “Perdidos en el mar”.
La noticia cundió rápidamente por toda la ciudad, al extremo que uno tras otro, los  nueve hombres mencionados en el cartel, fueron al líder a protestar, porque ellos, si bien es cierto que habían naufragado, habían sido rescatados oportunamente. Por lo tanto, no se hallaban en calidad de extraviados, tal como anunciaba el cartel.
Días después, en la reunión dominical, el referido líder espiritual se dirigió a los presentes diciendo entre otras cosas lo siguiente: “El otro día se me pidió que orase por once pescadores que habían naufragado. De esos once, sólo dos vinieron después, a solicitarme que le diese gracias a Dios por haber permitido que fueran felizmente rescatados. Por lo tanto, al haberse acercado solo dos, supuse entonces que los otros nueve pescadores, si no vinieron a agradecérselo, era porque se habían ahogado”. 
Querido amigo, querida amiga: con cuánta frecuencia, en nuestra vida diaria, nos parecemos a esas nueve personas “olvidadizas” e ingratas. Diariamente, el Señor nos confiere vida, salud, sueños, metas, triunfos, alimento, techo, familia, aire para respirar, luz para los ojos, paisajes para los sentidos y muchísimas cosas más, y sin embargo, con una actitud miope, mezquina, o incluso quizá de soberbia, nos pasamos casi toda la existencia sin agradecerle por su bondad y misericordia, pensando que tal vez lo merecíamos, y que todo radica en nuestros esfuerzos.
Por eso, la pregunta es: ¿Hoy, apenas abriste tus ojos a la luz de un nuevo día, apenas te levantaste o pusiste tu pie sobre el suelo, le diste gracias a Dios, por el precioso regalo de un nuevo día de vida?
No te quedará más remedio que contestarla, y hacerlo con sinceridad, porque sabes muy bien que a Dios no puedes mentirle.

Dad gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia”

(I de Crónicas 16:34) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario