sábado, 31 de octubre de 2015

El Hombre, Un Cuerpo Increíble

Hay cosas sorprendes del hombre, como las que provocan sentimientos encontrados en él. No puede permanecer indiferente ante una puesta de sol, o al contemplar un amanecer, menos incluso, tener una rosa roja en sus manos sintiendo en sus dedos la tersura de sus pétalos, o sentirse pequeño al enfrentarse desde una playa al inmenso mar. Son solo algunas cosas de tantas, que los sentidos humanos pueden percibir.
cuerpo humanoSin embargo, poco se da cuenta el hombre y la mujer lo que significan en sí mismos. El cuerpo humano tiene una gran capacidad de hacer cosas realmente increíbles. Tenemos como ejemplo: la nariz puede recordar unos cincuenta mil olores diferentes; el cerebro puede leer hasta mil palabras por minuto, como también puede producir electricidad suficiente para encender una bombilla. Si el cerebro fuera un ordenador, realizaría treinta y ocho mil millones de operaciones por segundo. Los huesos son más resistentes que el acero; los ácidos estomacales pueden disolver un objeto de metal, en fin, son tan solo una muestra de su poder. Lo lamentable de esto, es que el hombre no se ve a sí mismo como algo grandioso e increíble, y aprovecha poco las capacidades que posee.
Pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo de hombre para que lo visites? Lo hiciste un poco menor que los ángeles. Lo coronaste de gloria y de honra, y lo pusiste sobre la obra de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies. Hebreos 2: 6-8.
La posición del hombre ha quedado establecida desde el  momento mismo de su creación. No es comparable nada de lo creado por Dios; “lo pusiste sobre la obra de tus manos” es una declaración tremenda. El ser humano, el hombre y la mujer, son de la mayor importancia no solo para Dios Creador sino también, para sí mismo, o sea, las personas deben valorarse, creerse lo que son. Causa dolor que alguien maltrate su cuerpo con las drogas, el alcohol, o con el tabaco. Dios siente pena cuando un hombre se rebaja a sí mismo. Es triste ver a un borracho doblado y casi sin poder caminar, también lo es, cuando existiendo muchas advertencias, se envenena llenando sus pulmones de tabaco, o contemplar a aquél que deambula, tambaleándose incluso, con sus ojos vidriosos y vacíos a causa de la droga. Podríamos ocupar mucho tiempo hablando de todo el daño que se hace la persona, consciente o inconscientemente, pero no debería ser así. Cristo Jesús vino a recuperar la dignidad del hombre y de la mujer, el que fue esclavo o esclava del pecado, ya no lo es, y solo por creer. 
Mi amigo o amiga, es el momento de cambiar su estilo de vida, estilo que a usted mismo le provoca vergüenza. Seguro que lo ha intentado pero no ha podido; ¿por qué no comienza de nuevo, pero esta vez acompañado por Jesús?, porque Él venció las consecuencias del pecado por usted, sígalo.

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