Aunque la prueba sea fuerte,
aunque las ganas de tirar la toalla sean inmensas,
tan solo sécate las lágrimas.
Aunque tengas mil cosas pendientes,
y a tu alrededor todo avanza muy rápido,
respira, mira al cielo y respira el dulce aroma de la vida, y sigue adelante.
Y si lloras, por favor no te seques las lágrimas con toallitas de derrota
sino de convicción, ya que el objetivo es que seas fuerte y con decisión.
No te frustres pensando que no podrás
y que aquellas situaciones son demasiado para ti, recuerda:
no es mucho ni poco la dosis perfecta de arrojo para hacer de ti una mujer
sabia y llena de proezas.
La guerra que hoy luchas no es sola tuya, quien te acompaña es uno grande
que te ama tanto que permite que muchas circunstancias pases,
con el propósito de hacer de su vasija una hermosa obra de arte.
Déjate moldear una y otra vez
Si el alfarero cree que necesita volverte a hacer,
déjate deshacer en sus manos sin temor a quedar deshecha.
Con Él no hay pérdida, solo ganancia.
Y para concluir, mucho es de desear que te digas a ti misma:
Una vida llena de felicidad es para mí, si hoy le digo gracias a esa circunstancia.
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.
Romanos 8, 28
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