jueves, 22 de octubre de 2015

Facultados para....

Cuando llega la etapa electoral, viene a mi memoria la historia real de aquel candidato de origen muy humilde, de poca educación, que un día en medio de la adrenalina de un discurso, dijo: "Porque yo todo lo que sé lo aprendí en la facultad". Todos sus compañeros de listas se miraron unos a otros. Una cosa es prometer cínicamente, medidas que nunca se van a tomar, pero mentir descaradamente acerca de su propia formación es otra. Todo el mundo sabía que era alguien sin preparación académica… Sin embargo, él continuó: “Porque yo todo lo que sé lo aprendí (insistió) en la facultad… en la facultad de la calle”. Alivio… respiro y sonrisas… Eso sí era verdad.
El mismo Dios, que facultó a Pedro como apóstol de los judíos me facultó también a mí como apóstol de los gentiles. (Gálatas 2:8).
Todo siervo de Dios tiene que ser facultado por Él. A menudo pensamos que los institutos y los seminarios nos darán pastores, profetas y demás. La verdad es que no, solo titularán a alguien pero el que faculta es Dios. Interesante es que el pasaje nombre a Pedro y a Pablo, quizá dos extremos del nivel académico de aquella época… uno un pescador, otro un teólogo, pero ambos necesitados de ser facultados. Esto no es una defensa de la ignorancia, sino que debemos estar cada vez más capacitados para servir a Dios. Sin embargo, toda la preparación del mundo no puede facultar para el ministerio. El que faculta es Dios.
¿En qué consiste este facultar?
1. Te da una dirección. Pedro fue enviado a los judíos, a Pablo se lo envió a los gentiles. Ese es el marco y el enfoque, en donde y como cada uno debe trabajar. ¿Será por eso que muchos quieren vivir la vida de otros?
2. Te da una gracia. Hay una gracia particular para esa dirección a la que debes llegar. Me he atrevido a hacerlo por causa de la gracia que Dios me dio, para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles. (Romanos 15b;16).
3. Te hace aceptar autoridad y rendir cuentas. Pablo, aunque reconoce la particularidad de su ministerio, se sujeta a la revelación del Espíritu y habla con los líderes de Jerusalén. Fui en obediencia a una revelación, y me reuní en privado con los que eran reconocidos como dirigentes, y les expliqué el evangelio que predico entre los gentiles, para que todo mi esfuerzo no fuera en vano. (Gálatas 2:2).
4. Te confiere autoridad para hacer seguro tu campo. Algunos se extralimitan y quieren ponerlo en toda área, pero la facultad te permite señalar y corregir en tu “especialidad”. Cuando vi que no actuaban rectamente, como corresponde a la integridad del evangelio, le dije a Pedro delante de todos: Si tú, que eres judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los gentiles a practicar el judaísmo? (Gálatas 2:14).
Todo lo dicho sirve para señalar la importancia de ser facultado por Dios.
Hoy agradezco el ministerio que me ha confiado, en algunas facetas de él lo hago con el temor de saber si daré la medida. Pero si de algo estoy seguro, es que tengo un llamado a ministrar la Palabra de Dios. Hoy es un día para verificar para qué estoy facultado, cuál es el llamado particular que tengo y para qué estoy ungido. Hoy es un día para esforzarnos a dar el máximo en cada cosa que emprendamos.

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