Posiblemente digas: Ahora mismo no tengo ningún motivo para reír. Observa pues, cómo el salmista comienza los Salmos 124-126: “Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, nos habrían tragado vivos.” (Salmo 124:1-3 NVI). “Los que confían en el Señor son como el monte Sión, que no se mueve, sino que permanece para siempre” (Salmo 125:1). “Cuando el Señor hizo volver de la cautividad a Sión, nuestra boca se llenó de risa. Entonces decían entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho el Señor con éstos! (Salmo 126:1-2).
Cuando eres capaz de estar contento en medio de las vicisitudes de la vida, los que te rodean querrán saber cuál es tu secreto. Y siempre hallarás alguna razón para regocijarte si no pierdes de vista Quién está de tu parte.
Los médicos han confirmado lo que enseña la Biblia: la risa alivia la tensión y fortalece tu sistema inmunológico: “El corazón alegre es una buena medicina.” (Proverbios 17:22).
Tener una actitud positiva te concederá más crédito ante los ojos de los demás y facilitará su cooperación.
Si al acaloramiento, los nervios y la confusión de una crisis, le añades negatividad, perderás poco a poco, el respeto de los demás por no ser capaz de dominar situaciones difíciles bajo presión. Pero si mantienes la calma y no pierdes tu sentido del humor cuando las cosas se derrumban, tus subordinados demostrarán su aprobación con una mejor actitud ante el trabajo y una mayor lealtad, porque confiarán en ti. Es cierto que algunos problemas son serios, pero no ganas nada con hacer hincapié solo en lo negativo.
¡Deja el problema en manos de Dios y observa los resultados! Job dijo: “Él llenará tu boca de risas, y tus labios de júbilo” (Job 8:21). Si él pudo decir eso, ¡seguro que tú también!
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