Dice la Biblia en 1 Pedro capítulo 5, versos 8-9:
“Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar, al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”.
Aquí encontramos la existencia real del diablo con su actividad y poder. El diablo se manifiesta en nosotros como una fuerza negativa y destructiva, aunque se suele presentar como muy atractiva. ¿Por qué un hombre decente y de buena familia, de repente abandona su hogar y arruina la reputación de su familia? ¿Por qué será que un hombre honorable, de pronto desfalque un banco y termine en la cárcel? ¿De dónde vienen las tentaciones que invitan a tantos pecados? Detrás de todo esto está ese personaje siniestro que se llama Satanás, o el diablo.
La Biblia dice: “No deis lugar al diablo” (Efesios capítulo 4). No debemos dar ninguna oportunidad al diablo en nuestra vida. Satanás siempre está buscando la forma de influenciarnos hacia lo incorrecto. ¿Y cuándo nos dejamos influenciar por Satanás? Hay un sinfín de ocasiones: cuando nos enojamos, cuando estamos amargados, cuando sufrimos, al ser negativos, cuando queremos lo que no nos pertenece, etc.
En la Biblia en el libro de Santiago, capítulo 4:7, encontramos:
“Someteos pues a Dios, resistid al diablo y huirá de vosotros”. Con Dios tenemos poder para resistir a este fuerte personaje, el diablo. El apóstol Pablo nos dice:
“Vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” Efesios, capítulo 6:11.
Hay una especie de armadura espiritual que podemos colocarnos, a fin de estar capacitados para resistir a los engaños y ataques satánicos. Esta armadura es, en esencia, el mismo Cristo. El que tiene a Cristo en el corazón posee todo el poder necesario para resistir a Satanás y no tiene porqué tenerle miedo.
La Biblia también predice el fin del diablo. Jesús dijo en Mateo capítulo 25:41:
“…entonces dirá también a los de la izquierda: apartaos de mí malditos al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”.
Habrá muchos seres humanos que también irán a ese lugar. Y la razón es que ellos prefirieron seguir las obras del diablo y rechazar la Palabra de Dios.
Hay personas que se han enfrascado en el ocultismo, ya sea haciéndose leer la palma de la mano, o usando medios y actividades del ocultismo, que se sienten atormentados o perseguidos por un demonio. Algunos hasta experimentan síntomas de locura y terminan en un hospital para dementes. Pero la Biblia nos dice: “El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto vino al mundo el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8).
Ningún ser humano puede ser víctima de Satanás y sus demonios cuando Cristo mora en su corazón, porque el poder de Cristo es superior a cualquier otro poder espiritual. Si alguno es víctima de un demonio, diga simplemente: “Jesús, Tú sabes que me siento atormentado por demonios. Tú puedes deshacer las obras de Satanás y por lo tanto, te pido que deshagas las obras del diablo en mi propia vida. Líbrame con el poder de Tu sangre derramada en la cruz por mí”.
Cuando Cristo mora en el corazón del hombre su vida está llena de triunfos.
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