viernes, 4 de septiembre de 2015

¡Entrégate al Señor, No te escondas!

Pero si así no lo hacéis, entonces habréis pecado ante Jehová, y sabed que vuestro pecado os alcanzará. Números 32:23
Mi esposa y yo íbamos en automóvil por una autopista, cuando vimos que un conductor giró a la izquierda en una rotonda ubicada entre los carriles de ambas direcciones, la cual estaba destinada a ser usada solamente por los vehículos del servicio del emergencias. El hombre tenía planeado girar en "U" y regresar en sentido contrario.
Como miraba hacia la derecha esperando que se abriera un espacio en el tráfico que venía por ese lado, no vio que un coche de policía de tráfico retrocedía hacia él desde la izquierda. Finalmente, cuando se hizo un espacio entre los coches, el conductor que quería dar la vuelta arrancó y atropelló al automóvil que hacía la patrulla.
Es normal que nosotros pensemos que podemos hacer algo malo y quedar impunes. Después que el rey David adulteró con Betsabé, también se concentró en quedar impune, pero iba camino de chocar con Natán. Su adulterio, engaño y asesinato fue desagradable ante los ojos del Señor (2 Samuel 11:27); por lo tanto, cuando Natán sacó a la luz su grave pecado, el monarca sintió un gran remordimiento. Confesó, se arrepintió y recibió el perdón de Dios, pero las consecuencias de su pecado nunca se alejaron de su familia (12:10).
Si has tratado de salir impune de algo, recuerda que tu pecado te alcanzará (Números 32:23). Entrégate al Señor. No te escondas, sino busca que Él, en su gracia, te perdone.
Tenemos que enfrentarnos a nuestros pecados para que podamos dejarlos atrás.

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