domingo, 6 de septiembre de 2015

El cuento de la Autoestima

Cierto día un gran Rey iba pasando por un pueblo que le pareció muy peculiar. Notó que las personas del pueblo tenían diversos conflictos, se herían, o se molestaban unos a otros.
Este Rey era muy inteligente y empezó a analizar todo lo que veía, y llegó a la conclusión de que todo radicaba en el poco amor que se tenían. Ellos mismos no se aceptaban con sus defectos ni apreciaban sus cualidades, por lo que era difícil que éstas las pudieran  ver en los demás, y dado que había un odio por sí mismos, también había un odio hacia los demás.
Este hombre pensó acerca de cuál sería el origen de todo esto, y qué podía hacer para que cambiara; pensó y pensó y dijo: ¡Ya sé!, Les diré que si empiezan a llevarse mejor entre ellos, serán muy prósperos, tendrán muchas cosas que deseen.
Pasó el tiempo y nada cambió; después este hombre dijo: ¡Ya sé!, les diré que si mejoran su relación, yo les daré el doble de todas sus pertenencias!
Pero la triste realidad es que nadie quiso escuchar y todo siguió igual…  este hombre analizó todo esto y se dijo: Estas discusiones se dan porque no se respetan entre ellos, se envidian, hay celos, comparaciones, y si alguien sobresale los demás se sienten heridos. El problema es que no se aman a sí mismos, no han creído que tienen un valor, que no necesitando ser perfectos merecen respeto y por lo tanto, si logran cambiar este pensamiento y tener respeto por sí mismos, podrán dar esto a los demás. ¿Pero cómo hago para que puedan comprender que tienen un valor?, se preguntó el Rey.
Pensó y pensó y llegó a una decisión, la más difícil de todas las decisiones que hubiese tomado antes, pero así lo hizo…
Y dijo: Les daré lo más preciado que tengo para que ellos comprendan que tienen un valor, que merecen respeto, que son valiosos, que son importantes. De esta manera lo podrán comprender, y lo que hizo fue pagar un precio muy alto para poder decirte a ti que tienes un valor. Esto lo hizo entregando lo más preciado que tenia. ¡Su único hijo!
¡A su único hijo!, ¿Puedes comprenderlo? Lo hizo para que camines con la frente en alto, para que no le des el poder de tu autoestima a cualquiera, para que te respetes, para que camines con respeto y admiración por el valor que el señor tu Dios te ha dado.

Él es muy feliz por todos los que lograron comprender esto y está muy triste por todos aquellos que aún no lo han podido comprender. ¿De qué lado estás tú?

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