Cada día puedo ver en sus ojos el sufrir,
gente llena de dolor y sin rumbo, aquí.
En angustia y soledad, llenos de temor,
risa esconde su aflicción.
Sólo Cristo ve.
Tienen que saber del amor de Dios,
en las pruebas y el temor Él refugio da.
Tienen que saber del amor de Dios,
que en Él hay salvación,
tienen que saber.
Él nos llama a brillar en un mundo de confusión,
nada iguala el llevar vida a quien perdido está.
Por Su amor podemos ver que sufriendo están,
ellos tienen que oír, debemos compartir.
Tienen que saber del amor de Dios,
en las pruebas y el temor Él refugio da.
Tienen que saber del amor de Dios,
debemos proclamar,
y nuestras vidas dar,
tienen que saber,
tienen que saber.
Hay diversas versiones de esta canción que compusieron Greg Nelson y Phill McHugh; sé, como imperfecto que soy, que si citara a algún cantante cristiano de este tema me olvidaría de alguna de sus versiones. La frase más impactante es la que aparece en la segunda estrofa y que dice: “nada iguala el llevar vida a quien perdido está”. Doy gracias a Dios por los lugares donde me ha permitido trabajar, a nivel secular y a nivel ministerial. He tenido mucho gozo en ambas parcelas; ahora bien, la mayor satisfacción no ha sido una buena venta efectuada, o ver a personas que tienen ansias de escuchar la Palabra de Dios; como bien dice esta canción, “nada iguala el llevar vida a quien perdido está”. Sin nombres, porque sé que esos nombres, esas vidas, las conoce el Señor, pero me gozo al ver a “hijos espirituales” que Dios me ha concedido dar vida. Cuando a veces pienso y me detengo en los problemas anteriores, cuando pienso cuánto luché contra tantas dificultades, y cuando a veces me asalta la duda de si merece la pena seguir luchando, pienso en la bendición que ha sido “llevar vida a quien perdido está” y ahora no solo no está perdido sino que es un hombre o una mujer nueva. Gracias doy a Dios porque me da ese gozo.
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