martes, 18 de agosto de 2015

Señor, cámbiame la vida

El que te salvó te dice: “por acá quiero que camines”. Él es el que te ama, y te dice: “Sal de la aldea, del apego, del dolor, de la vieja mentalidad, de los pecados, de la crítica”. “Sal de la aldea y vuelve al hogar, que estaré en ese hogar. Te bendeciré, te honraré y te levantaré”.
-“¡Señor, cámbiame la vida!” dijo un hombre mientras andaba en camino, y Dios se le apareció y el hombre se quedó sorprendido porque le contestó tan rápido la oración. 
-Señor yo te pedí que me cambiases la vida ¿y tan rápido apareciste? 
-¿Qué quieres que haga?
-“Que me cambies la vida”.
Señor cambiame la vida-“Bueno, dame todo lo que tengas en tu billetera”.
-“Tengo $20”.
-“Dame los $20, ¿estás seguro que no tienes más que ese dinero”?
-“No, no tengo más que eso y era todo lo que tenía para darle de comer a mi familia”.
-Ah, ¿tienes familia?, entonces dame también tu familia.
-“Bueno Señor, te doy toda mi familia pero ahora voy a estar solo en mi casa”.
-“Ah, ¿tienes casa?, entonces también dame la casa”.
– “Bueno Señor, pero entonces voy a tener que dormir en el coche.”
-“Ah, ¿tienes coche?,  dámelo también”.
El hombre reflexiona y dice: bueno Señor, te pedí que me cambiases la vida, te di todo el dinero, mi familia, la casa y el automóvil, ahora no me queda nada.
Entonces el Señor le dice: ahora que no tienes nada y que todo es mío, toma el dinero porque ahora es mío y lo vas a administrar como yo lo administraría, vas a invertir en lo que yo invertiría y vas a ofrendar como yo ofrendaría. Toma la familia, porque ahora es mía y la vas a cuidar como yo la cuidaría, y vas a hacer por ellos lo que yo haría, también toma la casa, porque tú me la diste y ahora es mía, la vas a usar como yo la usaría, la vas a limpiar como yo la limpiaría, vas a vivir en ella como yo viviría, y va a entrar la gente que yo permitiría que entre. Y toma el coche que es mío, y lo vas a cuidar como yo lo cuidaría, lo vas a mantener y vas a llevar en él a las personas que yo llevaría.
-Ahora que entiendes que todo lo que tenías ya no es tuyo, que es mío, yo te lo devuelvo todo para que lo uses como yo lo haría.
Eres el mayordomo de todo lo que tienes. Tu vida es un altar que tienes que arreglar cada día; eso representa componer tu carácter, tu visión, tus pensamientos, tu compromiso... 
Un día, un profeta llamado Elías se puso de rodillas e hizo una oración que duró menos de un minuto; pidió a Dios que bajara fuego del cielo y así sucedió; y todo el pueblo se postró y reconoció a Dios.
En tu casa llegó la hora de que vean que tu altar está encendido.
Tu vida está entre milagro y milagro. En la vida normal siempre nos pasan cosas, y lo que tenemos que hacer es encontrarnos con Jesús. Pedro no tenía piso, se encontraba flotando ante Jesús; el encuentro con Dios es sin piso, sin móvil, ni internet, ni radio ni nada, y no te puedes aferrar a nada, flotas con el Señor. Cuando estoy de camino a otro milagro y me empiezo a hundir, ahí me aferro a Él.

Sal de tu aldea y entra en la presencia del Señor. Él vino por ti, rompe tu frasco, reconoce su grandeza. Además, cuando tocas fondo ya no puedes caer más abajo. Entonces, tu fondo será el punto de apoyo para que vuelvas a levantarte. Lo que fue tu dolor está a punto de transformarse en tu fortaleza. Lo que te quiso destruir, ahora es un arma de Dios para ganarle la batalla al enemigo.

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