sábado, 15 de agosto de 2015

Me Dijeron que Nunca Lo Lograría

Cuando hablamos de insatisfacción nos encontramos con que uno de sus aspectos es no haber conseguido nuestros sueños. Lo cierto es que muchas veces nos topamos con personas que nos dicen que no vamos a tener éxito, y nosotros les creemos.
•    Quizás tú le creíste a tu maestro que te dijo que pensaras en otra carrera para estudiar porque esa que tú querías hacer no era para ti.
•    Quizá tú le creíste a un amigo al que le contaste que ibas a montar un negocio maravilloso, y él te dijo que ese negocio no iba a dar para nada; olvídate de eso.
•    Quizás tú le creíste a una amiga a la que contaste que te ibas a casar muy entusiasmada, y ella te dijo que te olvidarás de ser feliz porque todos los hombres son iguales. 
Y así podemos encontrar tantos casos... cuando lo único que buscábamos era aliento, ánimo, y lo que encontramos fue desaliento. ¿Fue tu caso? ¿Te has encontrado con personas así?
Estas personas no podemos considerarlas “malas”, sino que ellos piensan que lo mejor que pueden hacer por una persona es "hacerle poner los pies en la tierra". Quieren protegerlas del dolor de un posible fracaso o derrota. Y les hablan, según creen, por su bien para que no se estrellen, cuando lo que realmente hacen es desinflar sus sueños.
Esos sueños que son como burbujas de jabón flotando cerca de rocas afiladas en un día ventoso.
Los sueños son frágiles y pueden ser derribados con cierta facilidad por nuestros amigos y familiares. Lo que otras personas digan no nos afecta tanto como cuando lo dice una persona cercana a nosotros.
En este mundo en el que hay muchos pesimistas y realistas, hacen falta personas positivas y soñadoras que crean que es posible alcanzar los sueños. Necesitamos personas que nos digan que sí es posible lograrlos. Necesitamos personas que nos digan: “yo creo en ti.” “Prosigue con tu pasión que los vas a lograr.” “Sigue trabajando duro”. “Estás mejorando y cada vez mejor. Sigue así.” “La economía es difícil, pero aún así, tu negocio puede crecer”. “Las oportunidades de trabajo no son grandes pero creo que tu encontrarás el trabajo adecuado.” “Estás aprendiendo y creciendo”. “Superarás todos los obstáculos en el matrimonio”.
Leyendo la biografía de Henry Ford encontramos que: “Henry Ford, el barón de los automóviles, tenía en su taller un pequeño tubo de ensayo que decía, “El último aliento de Tomas A. Edison”.
Edison y Ford habían sido grandes amigos. Fue Edison quien alentó a Ford en un tiempo importante en su vida. Ford y Edison se conocieron en una convención. Un amigo mutuo les presentó y dijo: “Ahí esta un joven amigo que ha inventado un coche de gas”.
Edison, que inventó la lámpara incandescente, el coche eléctrico y descubrió la electricidad, invitó a Ford a su mesa. Hizo toda clase de preguntas y cuestionamientos a Ford sobre su nuevo invento. Impresionado con las respuestas de Ford, las últimas palabras de Tomas Edison fueron; ¡“mantenlo vivo todo!” Y Ford lo hizo.
“Fue el apoyo decisivo para mi”, diría después Henry Ford. “Se pueden imaginar lo emocionado que estaba. El hombre que sabía lo máximo en el mundo de la electricidad, mi ídolo de la infancia, me estaba diciendo que mi coche de gas era mejor que su coche eléctrico. Él fue el primero que me dio ánimos y que me dijo que mi sueño iba a funcionar.”
Ese encuentro con Tomas Edison cambió la vida de Ford. Y con el invento del Modelo-T y los accesorios de los automóviles, Henry Ford cambió mi vida... y la tuya. 
Solo fueron unas palabras de aliento, pero impactaron al mundo y lo llevaron a ser como lo conocemos ahora.
Es impresionante lo que una palabra de aliento puede hacer en la vida de cada uno.
El apóstol Pablo nos anima en 1 Tesalonicenses 5:11 “anímense los unos a los otros…” (BLS). Debemos entender que nuestro llamado es inspirar, animar, motivar, declarar vida...
Nos encanta estar rodeados de gente que nos levanten y nos hagan sentir muy bien. Y si hay alguien que nos levanta y anima, ese es Dios. Quizá mucha gente cercana te dijo que no podías lograr algo, pero Dios te dice que cobres ánimo, fuerzas, que tus sueños los puedes lograr porque Él va contigo, y nunca te dejará ni te abandonará.
Si estás desanimado, cualquiera que sea tu situación, ten presente que la diferencia entre el éxito y el fracaso es de creencias. 
¿Cuáles son tus creencias?
¿En qué y a quién crees?
¿Qué crees de ti?
¿Quién eres?
¿Qué dice Dios acerca de ti? Cuando tú sabes quién eres puedes alcanzar tu destino. La fe es infundida en nosotros por alguien que nos animó.
Decide hoy ser una persona de ánimo e ir tras tus sueños, verás que los vas a lograr, pero sobre todo, decide dar aliento, animar a las demás personas, y verás como tu vida va a cambiar.

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