martes, 7 de julio de 2015

Seamos uno

La unidad es fundamental en las relaciones interpersonales en un grupo que persigue un mismo objetivo. En nuestro caso, todos los creyentes tenemos el mismo propósito u objetivo, glorificar a Dios con nuestras vidas cumpliendo sus propósitos.
En la Biblia encontramos un importante suceso: la promesa de Jesús de enviar al Consolador se hizo realidad, cuando los creyentes estaban reunidos en un mismo sentir: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Hechos 2:1-4 La unidad puede conseguir lo que el individualismo no haría.
Lamentablemente, la unidad ha ido perdiendo fuerza, empezando en las familias en las que los lazos afectivos se debilitan por afanes de la vida no afrontados de manera correcta. También sucede lo mismo en aquellos ministerios o iglesias, en donde los cristianos luchan solos por transformaciones en sus congregaciones, quedando frustrados al no ver cambios.
No siempre estaremos de acuerdo con la actitud o el carácter de los demás porque somos diferentes; sin embargo, podremos aceptar las diferencias y lidiar con ellas con buena disposición, si consideramos que Dios nos llamó a estar ahí por alguna razón, sea para moldear nuestro carácter, el de la otra persona o por otro motivo divino, pero indudablemente, será para cumplir un propósito.

Juan 17:21  dice: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.” Un predicador dijo en uno de sus sermones: “… Jesús intercede por la unidad de los que son salvos, para que siendo salvos, puedan estar unidos. No basta con que cada oveja sea arrebatada de las fauces del lobo; Él quiere que todas las ovejas estén reunidas en un rebaño bajo su propio cuidado. No está satisfecho con que cada uno de los miembros de su cuerpo sean salvados como consecuencia de su muerte; Él necesita que esos miembros sean conformados en un cuerpo glorioso.”
La unidad de los creyentes, como también la de todas las familias, es esencial para que la sociedad sea impactada por Dios; busquemos ser sinceros y poner de nuestra parte para que siendo uno con Cristo, seamos uno con su pueblo.

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