martes, 7 de julio de 2015

La gente feliz tiene hábitos de felicidad

Un viajero que se aproximaba a una gran ciudad, le preguntó a una mujer que se encontraba a un lado del camino:  
-“¿Cómo es la gente de esta ciudad?” 
decido ser feliz-“¿Cómo era la gente del lugar de dónde vienes?”, le inquirió ella a su vez. 
 -Terrible, respondió el viajero, y mezquina. No se puede confiar en ella. Detestable en todos los sentidos.
 -¡Ah!, exclamó la mujer. “Es igual en la ciudad a donde vas”.   
Apenas había partido el primer viajero, otro se detuvo y también preguntó acerca de la gente que habitaba en la ciudad cercana. 
De nuevo, la mujer le preguntó al viajero por la gente de la ciudad de dónde provenía.
-“Era gente maravillosa; honesta, trabajadora y extremadamente generosa. Lamento haber tenido que partir”, declaró el segundo viajero.   
La sabia mujer le respondió: 
-“Lo mismo hallarás en la ciudad adonde te diriges”.  
En ocasiones no vemos las cosas como son, las vemos como somos o como queremos que sean.         
Todos queremos ser felices, pero la felicidad coexiste con los problemas. Resolver un problema no te hace más feliz, solo te alivia. En cambio, la gente feliz tiene hábitos de felicidad, es algo que construimos nosotros mismos día a día.
Para ser felices tenemos que:
-Activar las emociones positivas: sonreír, tener paz, así te va mejor en todos lados. La gente feliz alcanza metas y más metas porque es feliz.
-Tener un sueño: la gente solidaria es la más feliz (hay fundaciones de mujeres que abrazaron un sueño más grande inclusive, que su propia vida. Se comprometieron con él). Dios nos eligió desde el vientre de nuestra madre. Somos reyes y sacerdotes, nación santa, y estamos aquí para cumplir todos nuestros sueños pase lo que pase.
-Tener fe, tener muchos planes: Cuando no sepas algo, busca al que sabe. La estrechez  de conocimiento te lleva al crecimiento en él, porque vamos de gloria en gloria y de poder en poder.
Moisés sacó a unos 600.000 judíos de Egipto, y a poca distancia de entrar en la Tierra Prometida, doce fueron a espiar la tierra; cuarenta días después de explorarlo todo, volvieron con un racimo de uvas gigante. Todos estaban esperando el reporte. Pero Caleb y Josué interrumpieron el mensaje positivo y dijeron ¡BASTA DE HABLAR, ENTREMOS!
Los otros diez, por contra, habían dicho otras palabras, eran palabras negativas, dijeron que no se podía, y solo los dos primeros dijeron que sí. ¿Y tú en qué grupo estás? Los diez primeros contaminaron a todos los demás, porque es fácil contagiarse de lo negativo. Por eso Dios dijo: solo los hijos menores de 20 años, y Josué y Caleb entrarán en la Tierra Prometida.
Doce personas fueron enviadas a mirar la Tierra Prometida. Diez dijeron que no se podía: esa es la voz del mundo; y dos dijeron que sí se podía: esa es la de la fe. La masa nos influencia, ¿y a ti quién te influencia?, ¿sigues al montón?, ¿vas donde va la mayoría?”
La gente de fe tiene tres características:
-Compromiso para seguir; ejemplo de Cristóbal Colón: Antes de Colón en latín se decía: “no hay más allá”; después de Colón se dijo: “sí hay más allá”. Tenemos que decir “sí a la abundancia y a la prosperidad, porque así nos quiere bendecir Dios”. Por eso: “No nos vamos a morir con los incrédulos en el desierto”.
-Actitud positiva: había gigantes, sí, pero “los gigantes no agarran langostas, las langostas pueden volar al lado del gigante”. Somos como langostas, Dios nos va a mandar el viento y vamos a volar gratis. Tengo que hacer mía la palabra; eso me hace positivo, me limpia y me hace crecer. Los que dicen: “¡eso es para mí!”, esa es gente positiva.
-Mirar con expectativa: primero las uvas, anticipo de lo que Dios me va a dar multiplicado. Te da la uva para que la pruebes y te dice: “yo te voy a meter en la tierra de la bendición”. Esa uva me llevará a conseguir la fábrica de uvas. La fe captura oportunidades. Necesitas un Goliat para ser rey, necesitas un problema para decidirte, pero debes huir de los problemáticos y acercarte al problema, porque el problema es lo que te va a permitir capturar una bendición. Dios te va a entrenar para todo problema, Dios te va a hacer vivir sin ropa, con ropa y con buena ropa, te va a hacer vivir sin comida, con comida y con buena comida, en todo y por todo vas a ser entrenado y habilitado para que aprendas a coger las oportunidades, en todas las circunstancias.
Los gigantes están para que me cuiden bien la tierra. Pasé por Egipto y no morí, por el desierto y no morí y ahora estoy aquí. Ahora estoy a metros de entrar a mi Tierra Prometida. ¡Tengo el favor de Dios! 
Tenemos que caminar en la vida sabiendo que somos el pueblo especial de Dios, no para mirar a los demás “por encima del hombro”, sino para darnos cuenta que estamos más cerca de la cima de lo que pensamos. Por eso puedes decir: “estoy a metros de alcanzar la bendición afectiva, financiera, etc. Yo determino que hoy es el día, ¡el favor de Dios se activa cuando hablo bendición!”

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