sábado, 25 de julio de 2015

¿Qué será del mañana?

El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 2 Pedro 3:9
Nuestro Señor Jesucristo… se dio a sí mismo por nuestros pecados. Gálatas 1:3-4
La perspectiva del fin del mundo siempre ha sido un tema escalofriante. Por ello, a menudo los cambios de siglo han estado precedidos de un pánico generalizado. Luego, la vida volvía a su curso habitual. Las profecías sobre este tema hacían reír a unos y temblar a otros. Tampoco hoy, las constataciones de algunos científicos sobre el estado del planeta y la posibilidad de que se produzca una catástrofe que podría destruir a toda la humanidad, nos tranquilizan.
La Biblia nos enseña sobre estos temas que tanto nos asustan, pero no da ninguna fecha, y sin basarse en ella nadie puede hacer predicciones realistas. Eso sí, la Biblia habla de “tiempos difíciles”, de “últimos días”, para desvelar los caracteres morales de las últimas generaciones. En el lenguaje simbólico del Apocalipsis se nos anuncian períodos terribles con cataclismos espantosos. Precisa que el universo que conocemos actualmente desaparecerá, y será seguido del juicio a los hombres que vivieron sin Dios.
La Palabra de Dios nos invita a considerar nuestra vida en la tierra como pasajera, y a preguntarnos sobre su objetivo. 
¿Permaneceríamos voluntariamente en la ignorancia absoluta sobre Dios quien, en su amor, nos creó y nos dio a Jesús, su Hijo, para salvarnos? Ahora bien, Dios no deja de atraer los hombres hacia Jesús, el Salvador, para librarlos de ese terrible juicio. Vivimos tiempos críticos y de incertidumbre, pero Dios, quien conoce el futuro y ama a todos los hombres, recuerda mediante su Palabra que hoy es un día de gracia y de salvación. ¿Qué sucederá mañana?

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