sábado, 25 de julio de 2015

Cimiento verdadero

Romanos.10:11 Todo el que confíe en él no será jamás defraudado.
Pablo está hablando de elegir a Dios, de cómo los que no son parte de su pueblo, Israel, recibirán salvación y el poder salvador solo a través de la confesión de fe. Y para reforzar su posición cita como argumento un pasaje de Isaías 28:16 que dice: Por eso dice el Señor omnipotente: ¡Yo pongo en Sion una piedra probada!, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que confíe no andará desorientado.
La versión de Reina Valera lo traduce “el que crea no se apresure”. Vamos a ver estas tres traducciones. El que confíe,...
1. No será defraudado. La piedra angular era el lugar donde se asentaba toda la casa. Cristo, como principal piedra del ángulo, nunca te defrauda; puedes echar toda la carga sobre Él, que jamás te va a fallar. En Italia hay una famosa torre, la de Pisa que está inclinada, porque el peso puesto sobre una superficie endeble ha hecho que pierda su verticalidad. El tamaño y fortaleza del cimiento determina la edificación. Sin embargo, no hay nada que no puedas poner sobre Jesús… Sus hombros son tan anchos que la orden de 1º Pedro 5:7 es: “Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.”
2. No andará desorientado. La piedra angular generalmente estaba marcada como tal. Era el lugar donde se fijaba toda la estructura. Nadie la podía confundir; cualquiera, hasta un muchachito la podía distinguir. Por ello cuando Sansón pide que lo lleven donde reposaba la casa, un simple siervo lo guió al lugar correcto. El que cree en Jesús sabe que es Él, que no es otro, que no se debe a otra cosa sino a Él. A Él es a quien acudo, Él es la piedra establecida para mi vida. Me uno con Pedro quién declaró valientemente: Hechos.4:11. “Jesucristo es: “la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular”. 12 De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.”
3. No se apresurará. Las casas de la antigüedad si no tenían un buen cimiento, eran inestables, se podía ver la casa moverse ante una tempestad de viento, o si era construida en un terreno inestable. La persona estaba pendiente que su estructura no colapsara y vivía preparado para salir corriendo, ante un probable desmoronamiento de la construcción. Pero el que cree en Jesús habitará confiado, (Mateo 7:24-25) Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.”
Dios ha determinado que Jesús sea la clave de mi vida. “En ningún otro hay salvación”. Cuando yo confío en Él nunca seré defraudado, nunca estaré confundido o desorientado, nunca estaré atemorizado.
Llegó el tiempo para seguir echando mi carga sobre Él. Toda mi vida está dependiendo de mi relación con Jesús y de la confesión (edificación) de mi vida sobre Él. Hoy me confieso Bendecido, Prosperado y en Victoria. ¿Pedante? No, confiado, “yo sé en quién he creído”, sé que no seré defraudado. Hoy adoro a la “Roca inconmovible de los siglos” y me levanto, descanso y mantengo mi fe en que “en nada seré avergonzado”. Jesús es mi seguridad.
Salmos 18:2. El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!

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