jueves, 9 de julio de 2015

No es culpa de Dios

Recordando el pasado, por ejemplo la historia de Noé, en la que la incredulidad era muy grande y todos estaban muy relacionados con el pecado, vemos que Dios mandó un diluvio para destruir la tierra; sin embargo, mientras se construía el arca, Él le dio a la gente la oportunidad de cambiar de decisión pero no lo hicieron. 
Igual pasó con Sodoma y Gomorra; las personas estuvieron perdidas en los pecados de la carne e hicieron que Dios tomara la decisión de destruir esas ciudades con fuego. Pero entonces, ¿dónde está ese Dios bueno y misericordioso?
Ante todo, debemos saber que todo lo que hoy sucede en el mundo, como también lo que ocurrió hace tiempo, no es culpa directa de Dios; es consecuencia de la desobediencia a Él, del hecho de tener la oportunidad de conocer a nuestro Padre y rechazarlo como Salvador.
De la misma forma como hace muchos años, Dios dio la oportunidad a la humanidad para arrepentirse y salvarse, ahora es más grande esta dádiva, pues sólo necesitamos aceptar a Jesucristo como Salvador y caminar de acuerdo a lo que dice su Palabra. Tenemos esa opción, aprovechemos este tiempo de gracia que Dios nos regala.
Los tiempos finales se acercan, y aún tienes el libre albedrío para decidir qué camino seguir y a quién creer. Si tomaste la decisión de seguir a Cristo es una gran alegría, pero si estás decido a seguir tu vida sin Él, no culpes a Dios por esa decisión y por lo que pueda ocurrir.
“cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.” 2 Tesalonicenses 1:10-12 (RVR1960)
Hoy debes decidirte por seguir a Jesucristo, pues a pesar de las pruebas y problemas, Él estará contigo y su galardón será tuyo por la eternidad. Es tu decisión.

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