lunes, 13 de julio de 2015

La fascinación del dinero

Por dinero las mujeres venden su honra. Por dinero los hombres hacen caso omiso a su conciencia.
-¡Feliz cumpleaños, querida!, dijo el esposo.
-Muchas gracias, amor, respondió la esposa.
El regalo era un automóvil Ferrari Testarrosa, que vale una fortuna. Y eso no era todo. Dentro de la guantera había un diamante de un valor fabuloso. La fiesta se haría en un hotel de lujo increíble en la ciudad de Melbourne, Australia, con ciento diez invitados, todos amigos de la pareja.
El Ferrari Testarrosa se sumó a otros dos Ferrari, cinco Mercedes Benz, tres Rolls-Royce, un Jaguar, un Aston Martin y un Porsche. Danilo, de cuarenta y cinco años de edad, y su esposa Sara, de cuarenta y tres, parecían nadar en dinero.
Sin embargo, había un problema. Ese dinero provenía de transferencias ilegales que Danilo había hecho durante diez años en una compañía de metales preciosos donde era empleado. El total del desfalco ascendía a siete millones novecientos mil euros.
La pareja se enriqueció demasiado rápido. Eso, sí, hacían grandes obras de caridad. También poseían muchas casas lujosas, y viajaban por todo el mundo. Sara gastó, en un solo año, cuatrocientos mil euros en la compra de joyas y adornos. Pero todo era producto de la corrupción..
Habían hallado la manera de desviar dinero de la empresa a sus propias cuentas sin tener problemas, y de ahí el enriquecimiento súbito que tenía asombrados a todos. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males (1 Timoteo 6:10).
La sociedad actual vive fascinada por el dinero, como una atracción seductora hacia las cosas materiales. Por dinero las mujeres venden su honra. Por dinero los hombres hacen caso omiso a su conciencia. Por dinero se fraguan grandes delitos, e incluso, por dinero gobernantes, funcionarios públicos y hasta clérigos entierran sus convicciones. La utilidad del momento vale más que el honor, y la conveniencia más que la integridad.
Hubo días en que estrecharse la mano sellaba el negocio más complejo. Hoy hay que firmar contratos enrevesados hasta para comprar un perro.
"Más vale lo poco de un justo que lo mucho de innumerables malvados", dice la Biblia (Salmo 37:16).
¿Y dónde está el antídoto contra ese veneno de las almas? En Jesucristo. Él perdona el pecado de ambición, pone en nuestro corazón los verdaderos valores de la vida, despierta nuestro anhelo por las cosas del espíritu, nos sana de fiebres enfermizas y nos da el verdadero sentido de la vida. Cristo es el antídoto contra ese veneno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario