domingo, 19 de julio de 2015

El nuevo nacimiento es por Cristo y para Cristo

Existen diferentes condiciones que actualmente, la iglesia ha aceptado como una especie de prueba que demuestra que las personas se han arrepentido de sus pecados, se han vuelto a Dios y han alcanzado la salvación.
Por ejemplo:
  1. Algunas personas pueden considerar que el hecho de haber realizado una oración de arrepentimiento en algún momento de la vida, ha sido suficiente para creerse salvos y nacidos de nuevo, cuando realmente, no existe ningún fruto que dé testimonio de su nueva vida. Vida que solo se puede vivir en Cristo Jesús.
  2. Otros pueden pensar en la errónea idea de que el bautismo practicado por aspersión o inmersión es la garantía de la salvación. De esta forma, muchas personas toman a la ligera el verdadero arrepentimiento que Dios espera de cada uno de nosotros, haciendo de esta experiencia sobrenatural, un simple acto de remordimiento que en cualquier momento pierde su efecto, y tarde o temprano, se deja en el olvido, para al final terminar en los mismos pecados y camino de perdición de antes, o quizá peor.
  3. En otros casos, puede ser posible que mucho activismo espiritual o ministerial (oración, ayuno, estudio de la palabra, predicación del Evangelio, etc.) se tome como una de las principales demostraciones de una auténtica conversión, negando totalmente la gracia que es otorgada gratuita e inmerecidamente por medio de Jesucristo el Hijo de Dios.
Estos son solo tres de los principales argumentos que usan algunas personas, como prueba de su salvación y su nueva vida en Cristo; sin embargo, ninguno se puede tomar como una prueba fehaciente de ello. Si así fuera, estaríamos negando la gracia y la fe que Dios nos ha regalado para salvación y vida eterna en Jesucristo, Señor nuestro, y estaríamos afirmando que la salvación y el nuevo nacimiento son por las obras que hacemos, una total herejía.
Así que, tengamos en cuenta lo siguiente:
  1. La oración no es la que nos da la salvación y el nuevo nacimiento; el Espíritu Santo, regalo de Dios concedido en Cristo Jesús por fe y por gracia, es la garantía de nuestra salvación y conversión. “Y ahora ustedes, los gentiles, también han oído la verdad, la Buena Noticia de que Dios los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al darles el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás. El Espíritu es la garantía que tenemos de parte de Dios de que nos dará la herencia que nos prometió y de que nos ha comprado para que seamos su pueblo. Dios hizo todo esto para que nosotros le diéramos gloria y alabanza”. Efesios 1:13-14 (Nueva Traducción Viviente).
  1. Ninguna obra, sacrificio, ritual o ceremonia nacida del esfuerzo humano, puede lavarnos, limpiarnos y liberarnos de nuestros pecados. Jesucristo es el único que tiene el poder de quitarnos esa carga. “Pedro contestó: Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo. Esta promesa es para ustedes, para sus hijos y para los que están lejos, es decir, para todos los que han sido llamados por el Señor nuestro Dios”. Hechos 2:38-39 (Nueva Traducción Viviente). “Jesús le contestó: Te digo la verdad, nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace de agua y del Espíritu. Juan 3:5 (Nueva Traducción Viviente). Estos versículos no hacen referencia al bautismo que debe realizarse por inmersión como lo indica la palabra de Dios, sino al bautismo en el Espíritu, el cual solo puede ejercer Dios por medio de Jesucristo.
Juan el Bautista dijo: Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”. Mateo 3:11 (Nueva Traducción Viviente).

Jesús dijo: “El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo”. Juan 3:6 (Nueva Traducción Viviente).
“Luego Jesús fue de Galilea al río Jordán para que Juan lo bautizara, pero Juan intentó convencerlo de que no lo hiciera. Yo soy el que necesita que tú me bautices, dijo Juan, entonces, ¿por qué vienes tú a mí? Pero Jesús le dijo: Así debe hacerse, porque tenemos que cumplir con todo lo que Dios exige. Entonces Juan aceptó bautizarlo”. Mateo 3:13-15 (Nueva Traducción Viviente). El bautismo por inmersión no salva a nadie, no nos limpia ni nos libera de nuestros pecados; el bautismo por inmersión es un acto de obediencia que hacemos por amor a Jesucristo, un testimonio ante el mundo de que pertenecemos a Cristo, una proclamación de la fe que profesamos en Él, nuestro Salvador y Redentor.
“Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que Él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado. Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados”. Efesios 1:5-7 (Nueva Traducción Viviente).
  1. Podemos orar, ayunar, predicar el Evangelio y muchas cosas más; sin embargo, si hacemos todo esto separados de Cristo, controlados por la carne y no por el Espíritu, ningún sentido tiene, no tendrá ningún beneficio ni para nosotros ni para aquellos que reciben lo que, supuestamente, hacemos en nombre del Señor. No podemos hacer nada separados de Cristo, todo lo que hacemos es por Él y para Él, es Él quien nos usa y es Él quien obra en cada persona conforme su poder y autoridad. Jamás podríamos cambiar nuestro corazón y mucho menos cambiar el de otra persona; esta es una obra poderosa y sobrenatural que solo Dios hace a través de su Hijo Jesús.“Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto, que a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con Él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús. Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás”. Efesios 2:4-10 (Nueva Traducción Viviente).
Queda claro entonces, que el nuevo nacimiento es por Cristo y para Cristo, no es por obras para que nadie se enaltezca, no es para gloria del hombre sino para gloria de Dios en Cristo Jesús.
Jesús dijo: “Permanezcan en mí, y Yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí. Ciertamente, Yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y Yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada”. Juan 15:4-5 (Nueva Traducción Viviente). 
“Pues todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”. Romanos 8:14 (Nueva Traducción Viviente).

¡Un nacido de nuevo en Cristo Jesús, está dominado por el Espíritu de Dios!

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