“Confía callado en el SEÑOR y espéralo con paciencia”.
Salmos 37:7a (La Biblia de las Américas)
Salmos 37:7a (La Biblia de las Américas)
Mi querido tesoro especial:
He visto tu aflicción, te he mirado en lo secreto. He escuchado tu clamor, y conozco e interpreto tu silencio. He mirado y recogido cada lágrima que tus ojos han derramado. He sentido tu corazón querer estallar y la furia arder en tu pecho cuando frustrado(a), no consigues entender el propósito de lo que está pasando en tu vida.
He escuchado tus preguntas y tus muchos cuestionamientos. He sentido también tu dolor cuando impotente, dudas de lo que te he prometido. Yo soy Dios, no existe nadie que te conozca mejor que yo. Conozco cada centímetro de tu estatura, los detalles de tu cara y cuántos cabellos hay sobre tu cabeza. Soy el que te dice: ¡No temas! Esta situación parece muy grande y piensas que se ha ido de tus manos. Pero es el momento de dejar tus cargas y tristezas sobre mí y aprender a descansar en mi reposo.
Hallarás respuesta cuando apartes a un lado la confusión, ¡deja de hablar y guarda silencio! Porque mientras tú te quejas y hablas yo escucho, pero no te puedo contestar porque no vas a lograr escucharme. Permíteme conectarte con mi corazón, deja que mi aliento se impregne en tu espíritu para que puedas experimentar la paz que quiero darte en medio de la tormenta. Quiero silbarte una canción al oído, quiero que sientas mi sonrisa y puedas experimentar la certeza de que mientras estés en mis manos, estas te sujetarán fuertemente para que no te caigas y te rompas.
Siento tu fragilidad, pero recuerda que YO SOY tu fortaleza. Veo que te sientes desarmado(a) y sin defensas, pero YO SOY tu ayudador, quien te vigila, pelea por ti y te guarda. Soporta, resiste y aguarda, que muy pronto viene la respuesta. ¿Quién sino yo?
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