“Haz lo que te dicta tu corazón” es un proverbio que mucha gente usa. Pero, ¿tendrá el corazón más razón que Dios en lo que debemos o no hacer?
Por hacerle caso a nuestro corazón hemos cometido muchos errores. Por haberle hecho caso a nuestro corazón emprendimos relaciones nocivas, porque creíamos que lo que nos decía el corazón era lo que debíamos hacer, olvidándonos de que Dios y su palabra es mayor, mucho más fiable, que nuestro corazón.
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Jeremías 17:9
¿Confiarías en alguien que quiere hacerte daño? ¿Te dejarías guiar por alguien que tiene como propósito destruirte?
Eso es lo que hace el corazón del ser humano, guiarlo a la desdicha nunca antes deseada. Ya es hora de que dejes de hacerle caso a tu corazón y empieces a obedecer a Dios, quien conoce tu pasado, tu presente y tiene el diseño de tu futuro.
Hacerle caso a nuestro corazón es dejarnos guiar por nuestros instintos, usar nuestra sabiduría en lugar de la de Dios y sustituir la voluntad de Dios por la nuestra. Es tomar caminos que a nosotros nos parecen derechos pero que al final son de muerte. Es tomar decisiones que a nuestro parecer, no son muy malas, pero que al final darán como resultado una amarga experiencia.
Llega el día en el que debes permitirle a Dios que sea quien dirija tu vida, tus decisiones, y todo tu ser. Hoy es el día en el cual debes dejar de hacerle caso a tu engañoso corazón, y firmar un contrato con Dios con el propósito de hacer Su Voluntad, de obedecer Su Palabra y de negarte a ti mismo.
No le hagas caso a tu corazón. Hazle caso a Dios y a Su Palabra.
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