martes, 19 de mayo de 2015

El soldado en la trinchera

Durante la Primera Guerra Mundial, específicamente en Francia, un grupo de soldados defendía la posición metidos en una trinchera, hasta que el enemigo comenzó un fuerte ataque. 
Los disparos de ametralladora, y un sinnúmero de explosivos, convirtieron la situación en muy dramática. Un soldado, que respondía al nombre de Beto, fue mortalmente herido, y dos de sus compañeros lo asistieron para que estuviera lo más cómodo posible. 
En eso estaban, cuando el herido preguntó a uno de ellos, -¿me puedes decir el camino al cielo?; perturbado, el soldado dijo, -no, no tengo ni idea de cuál es el camino al cielo pero lo voy a averiguar. Anduvo de allá para acá y nadie le pudo dar respuesta a su pregunta, hasta que llegó a uno que sí sabía, -no puedo llegar hasta tu compañero herido, pero toma este pequeño libro y lee este pasaje, ese es el camino al cielo. El soldado rápidamente corrió entre las trincheras, hasta llegar donde estaba el moribundo, -ahora puedes saber cuál es el camino al cielo, dijo a su oído, 
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, Juan 3:16, leyó. Al rato, Beto, mientras la vida se le iba, no dejaba de pronunciar, “todo aquel”, “todo aquel".
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3: 17.

A punto de fallecer, el soldado se percató de que no sabía cómo llegar al cielo, ¿lo sabe usted? El hecho de morir no es un tema grato para nadie, normalmente, se evita conversar de ello. Solo cuando sucede, el hombre y la mujer se “dan cuenta” de su dramática realidad. La muerte quita o separa a la persona de su entorno familiar y social, causando mucho dolor en aquellos que siguen viviendo, se cortan los muchos lazos que nos unían a otros en el mundo. Esto no fue así en el principio, pero el hombre creado permitió la entrada del pecado y con ello, la muerte, y la Biblia dice: “porque la paga del pecado es la muerte”. 
El soldado, de algún modo, entendía que más allá del cuerpo que moría, estaba la vida, pero no sabía cuál era la forma de tenerla, no tenía ni idea de que es un regalo de Dios Padre a todos aquellos que han creído en Jesús.

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