sábado, 9 de mayo de 2015

El poder de la alabanza en acción

HECHOS 16: 16-34

A través de este pasaje bíblico, tomando como ejemplo a Pablo y Silas estando en la cárcel de Filipos, vemos el poder en acción que tiene la alabanza cuando la dirigimos o entonamos directamente a Dios, independientemente de las circunstancias negativas, adversas o desfavorables en las que muchas veces nos encontramos. De hecho, incluso el poder de la alabanza se da en medio de situaciones difíciles. Veamos:
1.     LA SITUACIÓN DE PABLO Y SILAS
  • Fueron prendidos: les echaron las manos (verso 19a)
  • Fueron traídos al foro: en la plaza ante las autoridades (vr. 19b)
  • Fueron presentados a los magistrados: los jueces (vr. 20a)
  • Fueron acusados de alborotar (desordenar) la ciudad (vr. 20b)
  • Fueron acusados de enseñar costumbres ilícitas (vr. 21)
  • El pueblo se agolpó contra ellos: se levantó, amotinó (vr. 22a)
  • Los magistrados les rasgaron (quitaron, arrancaron) sus ropas (vr. 22b)
  • Azotados por orden de los magistrados (vr. 22c, 23)
  • Puestos en la cárcel y guardados por seguridad: vigilados con cuidado (vr. 23)
  • Metidos en el calabozo de más adentro (interior): un lugar más profundo (vr. 24a)
  • Aseguraron (sujetaron) sus pies en el cepo (vr. 24b)
¿Es fácil alabar el nombre de nuestro Dios en situaciones como estas? ¡NO! Pero es cuando más tenemos que alabarlo para así experimentar liberación y victoria! (vr. 25, 26).
2.     LA ACTITUD DE PABLO Y SILAS
  • A media noche oraron (vr. 25)
No sabemos con exactitud el estado de ánimo en que se encontraban, si estaban tristes o alegres. Tampoco era hora ni lugar de oración, sin embargo aquí los vemos orando y cantando (Mateo 5:10-12). En cierto sentido, es un cumplimiento de lo que dijo Santiago el hermano de Jesús, en la carta que lleva su propio nombre: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración…” (Santiago 5: 13a). Ana también lo experimentó así (1 Samuel 1: 1-10), Jonás (2: 1, 2, 7, 9) el mismo Jesús (Mateo 26: 36-46; Marcos 14: 32-42; Hebreos 5: 7).
  • A media noche cantaban himnos a Dios (vr. 25)
Himno: un canto de alabanza en las celebraciones, muy parecido a los Salmos del Antiguo Testamento que alababan a Dios por todo lo que Él es; relataban las obras de Dios, lo alababan por ellas y por todo lo que había hecho (Mateo 26: 30; Marcos 14: 26; Hechos 16: 25; Efesios 5: 19; Colosenses 3: 16). Un cántico directamente del corazón a Dios.
Resaltable aquí, en este versículo de Hechos, la especificidad del autor sagrado (Lucas), cuando expresa que Pablo y Silas cantaban himnos a Dios” (vr. 25). De hecho, el centro de la alabanza es el mismo Dios y tiene que ser dirigida a Dios; porque la alabanza es de Dios: “Este pueblo he creado para mí; MIS alabanzas publicará” (Isaías 43: 21). Escudriñemos la siguiente cita bíblica (Efesios 1: 3-6)
¿No cree usted que la alabanza o el canto (como quiera llamarle) que suena, se oye diferente y se distingue cuando se incluye y se menciona a nuestro Señor Jesucristo, a Dios, al Espíritu Santo, a la Palabra de Dios misma (la Biblia)? ¡Canto y música sacra! ¡Identidad!
Tengamos cuidado con la música que hoy se está grabando y cantando en las iglesias cristianas, en la que no se sabe a quién va dirigida la letra del canto o la alabanza: si a Dios, a la mujer, a la naturaleza o a cualquier cosa. Recuerde que el único que merece gloria, alabanza, etc., es Dios y nadie más; por lo tanto, es bueno mencionarlo e incluirlo en lo que cantamos, que sea para ÉL. ¿Y qué decir de los nombres que tienen algunos “grupos” de alabanza? Tampoco mencionan a Dios y lo peor, ya no quieren llamarse “ministerio” de alabanza, sino mi “banda”. ¡Tremendo!
3.     LOS RESULTADOS DE PABLO Y SILAS
  • Sobrevino de repente un gran terremoto: un temblor fuerte (vr. 26a)
  • Los cimientos de la cárcel se sacudían: se estremecían y temblaban (vr. 26b)
  • Al instante se abrieron todas las puertas de la cárcel (vr. 26c, 27a)
  • Las cadenas se soltaron instantáneamente (vr. 26d)
  • La conversión del carcelero y su familia (vr. 27-34)
¡Fue una liberación sobrenatural, producto de sus himnos de alabanza a Dios! (vr. 25-27), muy a pesar de los latigazos, cárcel, calabozo, cepo (vr. 22-25). ¡Aquí tenemos el PODER DE LA ALABANZA EN ACCIÓN! ¡Sólo aquellos que lo alaban como se debe lo verán, experimentarán, vivirán y sabrán siempre! No queda otra que seguirlo alabando a tiempo y fuera de tiempo, independientemente de las situaciones o circunstancias difíciles, adversas, desfavorables y negativas que a diario se nos presentan en la vida, familia, hogar, iglesia, ministerio y en otras áreas.
No tenemos por qué esperar a estar bendecidos, saludables, bien económicamente o en otras áreas de la vida para alabarlo, glorificarlo, exaltarlo, darle gracias, adorarlo, etc., pudiendo hacerlo todas las veces posibles e independientemente de las dificultades, problemas, enfermedad, crisis, conflictos, escasez y mucho más (Números 21: 16-20; Josué 6: 4, 9, 13, 16, 20; Jueces 7: 19-25; 2 Crónicas 20: 19-28 Habacuc 3: 17-19).
Después de haber visto esta edificante Palabra preguntamos: ¿vale la pena seguirlo alabando muy a pesar de....? ¿Estamos listos, dispuestos a hacerlo? ¿Nos animamos de ahora en adelante, a alabarlo en toda circunstancia, lugar y tiempo? No olvidemos uno de los propósitos por el cual Dios nos creó: “para publicar Sus alabanzas” (Isaías 43: 21). Además, tengamos siempre en cuenta que el don de la vida también es para alabarlo (Salmos 102: 18; 118: 17; 150: 1-6; Isaías 38: 18-20). Y como dijo el mismo apóstol Pablo, también desde una celda, a los filipenses (carta que escribió estando preso en Roma): “Regocijaos en el Señor Siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4: 4).  Además, no olvidemos que Dios habita en medio de la alabanza (Salmos 22: 3). ¡Hagámoslo con entendimiento! (Salmos 47: 7)       

No hay comentarios:

Publicar un comentario