Cuando has confiado en Dios y andado en su camino,
cuando has sentido su mano guiarte día tras día,
pero ahora tus pasos te llevan en otra dirección,
vuelve a comenzar.
Cuando has hecho tus planes, y todo sale mal,
cuando has tratado de conseguir lo mejor, y ya no queda nada por hacer,
has fracasado en lo que haces, y no sabes por qué,
vuelve a comenzar.
Cuando has dicho a tus amigos lo que planeas hacer,
has confiado en ellos, y no te han sido fieles,
y te has quedado solo con tus cargas a cuestas,
vuelve a comenzar.
Cuando has fracasado con tus hijos, han crecido y se han ido,
cuando has hecho lo mejor pero todo ha resultado mal,
y ahora tienes a tus nietos que van por el mismo camino,
vuelve a comenzar.
Cuando has pedido a Dios saber su Voluntad,
has orado mucho sin recibir respuesta,
y quieres detenerte para restaurar tus fuerzas,
vuelve a comenzar.
Cuando crees que todo ha terminado y vas a darte por vencido,
has llegado al fondo del abismo en tu vida,
y has tratado muchas veces de salir de ese foso,
vuelve a comenzar.
Cuando ha sido largo el año y no has tenido éxito,
cuando llega diciembre y te sientes muy triste,
y Dios te da un enero de gozo renovado,
vuelve a comenzar.
Volver a comenzar quiere decir victorias ya ganadas;
volver a comenzar quiere decir que la carrera se ha corrido bien.
Volver a comenzar quiere decir que se ha hecho la voluntad de Dios;
así que no te quedes simplemente sentado…
¡vuelve a comenzar!
cuando has sentido su mano guiarte día tras día,
pero ahora tus pasos te llevan en otra dirección,
vuelve a comenzar.
Cuando has hecho tus planes, y todo sale mal,
cuando has tratado de conseguir lo mejor, y ya no queda nada por hacer,
has fracasado en lo que haces, y no sabes por qué,
vuelve a comenzar.
Cuando has dicho a tus amigos lo que planeas hacer,
has confiado en ellos, y no te han sido fieles,
y te has quedado solo con tus cargas a cuestas,
vuelve a comenzar.
Cuando has fracasado con tus hijos, han crecido y se han ido,
cuando has hecho lo mejor pero todo ha resultado mal,
y ahora tienes a tus nietos que van por el mismo camino,
vuelve a comenzar.
Cuando has pedido a Dios saber su Voluntad,
has orado mucho sin recibir respuesta,
y quieres detenerte para restaurar tus fuerzas,
vuelve a comenzar.
Cuando crees que todo ha terminado y vas a darte por vencido,
has llegado al fondo del abismo en tu vida,
y has tratado muchas veces de salir de ese foso,
vuelve a comenzar.
Cuando ha sido largo el año y no has tenido éxito,
cuando llega diciembre y te sientes muy triste,
y Dios te da un enero de gozo renovado,
vuelve a comenzar.
Volver a comenzar quiere decir victorias ya ganadas;
volver a comenzar quiere decir que la carrera se ha corrido bien.
Volver a comenzar quiere decir que se ha hecho la voluntad de Dios;
así que no te quedes simplemente sentado…
¡vuelve a comenzar!
La vida del profeta Jonás nos ofrece un magnífico ejemplo de lo que podemos lograr, si se nos concede la oportunidad de volver a comenzar. El libro de Jonás consta de solo cuatro capítulos. En el capítulo uno Jonás huye de Dios. En el capítulo dos, Dios salva a Jonás por medio de un gran pez. En el capítulo cuatro, Dios salva a los malvados habitantes de la ciudad de Nínive. Pero para que pueda efectuar esa salvación, Dios le concede a Jonás una segunda oportunidad. Por eso comienza así el capítulo tres: La palabra del Señor vino por segunda vez a Jonás.
Dios es el Dios de la segunda oportunidad. Si nos equivocamos en la vida como se equivocó Jonás, o como se equivocaron el apóstol Pedro y el patriarca Jacob, Dios no nos dice: “Con un solo error quedas eliminado.” Al contrario, Dios nos dice: “Está bien, te equivocaste. Arrepiéntete de ese error. Confiésalo. Afróntalo. ¡Levántate! ¡Sigue adelante!"
Dios es el Dios de la segunda oportunidad. Si nos equivocamos en la vida como se equivocó Jonás, o como se equivocaron el apóstol Pedro y el patriarca Jacob, Dios no nos dice: “Con un solo error quedas eliminado.” Al contrario, Dios nos dice: “Está bien, te equivocaste. Arrepiéntete de ese error. Confiésalo. Afróntalo. ¡Levántate! ¡Sigue adelante!"
O sea, no es hora de que nos rindamos; es hora de que volvamos a comenzar.
Para que se haga la voluntad de Dios en nosotros, tenemos que aprovechar cada nueva oportunidad, volviendo a comenzar. Así que no nos quedemos simplemente sentados como si no hubiera nada que hacer: ¡Volvamos a comenzar!
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