viernes, 17 de abril de 2015

Vuelve a comenzar


Cuando has confiado en Dios y andado en su camino,
cuando has sentido su mano guiarte día tras día,
pero ahora tus pasos te llevan en otra dirección,
vuelve a comenzar.

Cuando has hecho tus planes, y todo sale mal,
cuando has tratado de conseguir lo mejor, y ya no queda nada por hacer,
has fracasado en lo que haces, y no sabes por qué,
vuelve a comenzar.

Cuando has dicho a tus amigos lo que planeas hacer,
has confiado en ellos, y no te han sido fieles,
y te has quedado solo con tus cargas a cuestas,
vuelve a comenzar. 

Cuando has fracasado con tus hijos, han crecido y se han ido,
cuando has hecho lo mejor pero todo ha resultado mal,
y ahora tienes a tus nietos que van por el mismo camino,
vuelve a comenzar.

Cuando has pedido a Dios saber su Voluntad,
has orado mucho sin recibir respuesta,
y quieres detenerte para restaurar tus fuerzas,
vuelve a comenzar.

Cuando crees que todo ha terminado y vas a darte por vencido,
has llegado al fondo del abismo en tu vida,
y has tratado muchas veces de salir de ese foso,
vuelve a comenzar.

Cuando ha sido largo el año y no has tenido éxito,
cuando llega diciembre y te sientes muy triste,
y Dios te da un enero de gozo renovado,
vuelve a comenzar.

Volver a comenzar quiere decir victorias ya ganadas;
volver a comenzar quiere decir que la carrera se ha corrido bien.
Volver a comenzar quiere decir que se ha hecho la voluntad de Dios;
así que no te quedes simplemente sentado…
¡vuelve a comenzar!

La vida del profeta Jonás nos ofrece un magnífico ejemplo de lo que podemos lograr, si se nos concede la oportunidad de volver a comenzar. El libro de Jonás consta de solo cuatro capítulos. En el capítulo uno Jonás huye de Dios. En el capítulo dos, Dios salva a Jonás por medio de un gran pez. En el capítulo cuatro, Dios salva a los malvados habitantes de la ciudad de Nínive. Pero para que pueda efectuar esa salvación, Dios le concede a Jonás una segunda oportunidad. Por eso comienza así el capítulo tres: La palabra del Señor vino por segunda vez a Jonás.
Dios es el Dios de la segunda oportunidad. Si nos equivocamos en la vida como se equivocó Jonás, o como se equivocaron el apóstol Pedro y el patriarca Jacob, Dios no nos dice: “Con un solo error quedas eliminado.” Al contrario, Dios nos dice: “Está bien, te equivocaste. Arrepiéntete de ese error. Confiésalo. Afróntalo. ¡Levántate! ¡Sigue adelante!" 
O sea, no es hora de que nos rindamos; es hora de que volvamos a comenzar.
Para que se haga la voluntad de Dios en nosotros, tenemos que aprovechar cada nueva oportunidad, volviendo a comenzar. Así que no nos quedemos simplemente sentados como si no hubiera nada que hacer: ¡Volvamos a comenzar!

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