jueves, 2 de abril de 2015

Una fe que crea milagros

No existe nada más importante que la fe. Nuestra vida cristiana comenzó con la fe.


Marcos 10:46-52, NVI — ¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego. —Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

Cuando creemos en Jesús es muy importante vivir por fe. No existe nada más importante que la fe. Nuestra vida cristiana comenzó con ella cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, cuando creímos en las promesas de la palabra de Dios. La gracia de Dios fue sobre nosotros y nuestra fe comenzó a crecer. Creemos que el cielo está preparando nuestro futuro, y que nosotros nos reuniremos con Dios en el cielo con gozo. Por lo tanto y para ello, necesitamos ser hombres y mujeres de fe.

"Dios padre, ayúdanos a vivir como hombres y mujeres de fe". Sin embargo, antes de venir a los pies de Jesús, estábamos absolutamente ciegos a causa del pecado. Seguíamos teniendo nuestro viejo yo que siempre está pensando en lo pesimista, escuchando cosas pesimistas, mirando solo lo pesimista, hablando de lo pesimista. Preocupaciones, ansiedades y responsabilidades que siempre están con nosotros.
Mas cuando tú te conviertes en una persona de fe, Dios estará contigo y te guiará a su gracia por el resto de tu vida natural. Por lo tanto, necesitamos orar a Dios diciendo, "Dios el padre, yo quiero vivir por fe. Necesitamos orar siempre y romper nuestro viejo yo con la palabra y el Espíritu Santo y convertirnos en unos hijos de Dios con fe.

La escritura se encuentra en el evangelio de San Marcos capítulo 10, y nos habla acerca de la maravillosa gracia de Dios. Nos habla acerca de un hombre ciego, Bartimeo, que recibió la vista por su fe. La razón de experimentar tales milagros es tener una fe que clame sinceramente. Debemos caminar con deseos y sueños sinceros delante de Dios para experimentar los milagros de Dios. Dios se complace y derrama su gracia sobre aquellos que buscan al Señor. Él vierte su gracia sobre aquellos que claman de todo corazón y buscan al Señor. Por lo tanto, tu oración debe ser sincera. Cuando clamamos sinceramente al Señor, Dios derrama su gracia y su bendición sobre nosotros.

Bartimeo no podía ver desde su nacimiento. Desde el comienzo su vida fue sin esperanza, sin futuro. No podía ir a ningún lugar donde él quisiera, solo a los lugares donde era guiado. Incluso cuando se sentaba a comer, tenía que tomar con sus manos la comida y preguntarle a otra persona qué era lo que comería.Tampoco podía buscar trabajo porque él no veía, así que sobrevivía mendigando.
Pero Bartimeo oyó a las personas decir "hay un hombre llamado Jesús que sana a los enfermos. Cuando alguien se le acerca, él sana a ese enfermo. El que no puede caminar, camina, los leprosos son sanados, y los ciegos reciben la vista, todos son sanados cuando se acercan a Jesús. Milagros maravillosos pasan cuando ellos llegan delante de Jesús". En ese momento, la fe entró a la mente de Bartimeo.

1- ¿Cuándo recibimos la fe?
Romanos 10:12 dice "No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan"
Hoy, cuando usted oye la Palabra, la fe viene a usted. Su débil fe se fortalece. Así que, el servicio de adoración es muy importante. Cuando escuchamos la Palabra, los milagros ocurren, la gracia es derramada sobre nosotros, y la maravillosa obra de Dios será manifiesta. Por encima de todo, nuestra fe crecerá cuando escuchamos la Palabra....
Cuando estamos en el dolor y pasando penurias, cuando nuestra mente está llena de desesperación y es difícil orar. Queremos orar, pero nuestra boca no está abierta. Nuestra mente se siente frustrada. Sin embargo, en ese momento tenemos que orar como Bartimeo: "Jesús, ten misericordia de mí. Ten piedad de míTen piedad de mí. Todo el mundo me ha dejado. Estoy solo, estoy solo. Tengo una enfermedad de la que los médicos no saben el tratamiento. Por favor, ten misericordia de mí". 
Mi empresa se declaró en quiebra. Ten piedad de mí... Ten piedad de mí. Mi hijo me preocupa y se escapó de casa. Señor, por favor, ten misericordia de mí. Mi esposo cambió de repente y se puso violento como si estuviera poseído por un demonio. Por favor, ten misericordia de mí. Ten piedad de mí. "Si Jesús tiene misericordia de nosotros, entonces ocurrirán milagros".

Mateo 14:14 dice: "Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos."
"Él tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos" Oremos: "Señor, ten misericordia de nosotros. Ten compasión de nosotros en este momento."
Cada vez que tenga problemas y dificultades, clame al Señor diciendo, "ten misericordia de mí". Ten misericordia de nuestro hogar. Ten misericordia de nuestros hijos. Ten misericordia de nuestros padres". Y los milagros sucederán. Debemos clamar sinceramente a Dios. 
Benjamín Franklin dijo: "Trabaja como si fueras a vivir cien años. Ora como si fueras a morir mañana". Significa que debemos orar fervientemente, pidiendo con clamor. Cuando clamamos y oramos delante de nuestro Jesús, las respuestas vendrán.

Jeremías 33:3 dice: "Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes."
David, que era justo a los ojos de Dios, oró clamando al Señor.
Salmo 18:4-6 dice: "Los lazos de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte. En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!"

Si nos fijamos en la Biblia, dice que cuando clamó al Señor, Él escuchó. "Clamé" significa orar fervientemente. Es una oración a Dios en la que le damos toda nuestra fuerza y ponemos toda nuestra mente en Él.
Cuando alguien que se está ahogando pide ayuda en silencio, seguro que morirá. Tiene que pedir auxilio para que la gente cercana a él pueda escuchar su voz y vengan en su auxilio.

2- Debemos tener una fe inquebrantable.
Marcos 10:48 dice: " Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más:— ¡Hijo de David, ten compasión de mí! " Cuando Bartimeo clamó: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" La gente que venía con Jesús le dijo que se callara.
Sin embargo, como se lee en la Biblia, no guardó silencio, sino gritó aún más fuerte. 
Jesús se detuvo y le dijo a la gente que lo trajera delante de Él. ¡Aleluya! 
Igualmente, tenemos que orar hasta que Dios detenga su marcha y responda a nuestra oración. No se debe renunciar, aun más, se debe clamar y clamar sinceramente al Señor.
Los obstáculos vienen a nosotros mientras vivamos en este mundo. Problemas y dificultades vienen a nosotros. Sin embargo, no debemos renunciar. Pensando que experimentará milagros de Dios, usted debe mantener con firmeza su fe. Isaías 55:6 dice: " Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano."
Mateo 7:7-8 "Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre." ¡Aleluya!

Tenemos que tener una fe tal, que nos haga acudir al Señor con plena confianza.
Cuando Jesús se detuvo y llamó a Bartimeo, se conmovió profundamente.
Marcos 10:50 dice: "Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús"
¿Qué era su capa? Era su única propiedad. Esta capa fue un abrigo en invierno, un impermeable cuando llovía, ropa de cama para dormir, y una mesa que él ponía en el suelo cuando pedía limosna. Hizo de todo con ese manto. Sin embargo, cuando Jesús lo llamó, él se puso de pie y se dirigió a Jesús arrojando su capa a un lado. Era todo su pasado. Era su pasado de desesperación, de pobreza y de hambre. Después de que creemos en Jesús, tenemos que arrojar el manto de nuestro viejo yo. Debemos apartar de nosotros estos mantos manchados con el pecado y la desesperación, y avanzar hacia el frente. No es nada, pero pensando que el manto es todo lo que tienen, la gente sigue usando el manto de preocupaciones, quejas, denuncias, pobreza, maldiciones, enfermedades, problemas, preocupaciones y dolores, cuando Jesús los llama.
Pero como Bartimeo, lánzalo, ponte de pie y ve corriendo al llamado de Jesús. Entonces la desesperación y los problemas desaparecerán, los milagros de Dios serán sobre ti.
Hebreos 12:1 dice: "Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante".
Nuevamente, ¡Aleluya! Necesito ir cada hora al compasivo Señor. Ninguna otra tierna voz como la suya podría traerme la paz. 
Escucha la voz de Dios y sal corriendo a Él. Cuando corres hacia el Señor desechando toda su desesperación, el dolor, el sufrimiento y los problemas, los milagros vendrán. Cuando se quitan la ropa del hombre viejo, las bendiciones de Dios están con ustedes. Cuando Dios llamó a Abraham, le dijo: sal de tu país, de tu gente y de la casa del padre.
Génesis 12:1 dice: "El Señor le dijo a Abram: "Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré".
Efesios 4:22-24 dice, "Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad".
Quítate tu viejo yo este día. Quítate las inquietudes, las preocupaciones, la codicia, el pecado, la desesperación, los dolores, la enfermedad y corre a Jesús escuchando su voz.

La fe que específicamente confiesa su deseo.
Marcos 10:51 dice "— ¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego"
Cuando usted ora ante Dios, debe confesar específicamente. "Jesús, tengo muchos problemas en mi vida. Quiero que todos los problemas de mi vida se resuelvan. Yo quiero que mi hijo, que me preocupa tanto, cambie. Yo quiero tener mi negocio con todos los problemas resueltos. Quiero que mi enfermedad se vaya. Usted debe orar específicamente.
Cuando usted ora, "Señor, dame, dame", Jesús dirá: "¿Qué te debo dar?" "De todos modos, me acabas de dar. Dame de nuevo". Pero debemos orar específicamente. Pregunte por sus bendiciones en particular. Si usted acaba de decir: Dame, dame, Dios no te puede dar porque no sabe lo que quieres. Tenga un sueño y pida a Dios específicamente. Y...
Hebreos 11:1 dice: "Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve"
Marcos 11:24 dice: "Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán"
Tenga una fe absoluta y optimista. No vivimos porque no vayamos a morir, sino por la gracia de Dios. Con Él vivimos en la victoria. Vivimos experimentando los milagros de Dios. No retroceda nunca, aún más, avance teniendo una ilusión, un sueño santo y una fe como Bartimeo que se quitó su viejo yo y recibió la vista.
Marcos 10:52 dice: " —Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino".
Por lo tanto, Bartimeo vino a Jesús. 

Debemos abrir nuestros ojos espirituales y avanzar por el camino de la bendición y el Señor, "siguiendo a Jesús.

Como conclusión...
Marcos 9:23 dice: "— ¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible."
Cuando usted dice, "Yo quiero ver," Dios dirá, "Se hará de acuerdo a tu fe." "¿Qué quieres que te dé?" "Quiero que mis hijos cambien" "Se hará de acuerdo a tu fe." En ese momento sus hijos serán cambiados. "¿Qué quieres que te dé?" "Quiero que mi marido cambie, me preocupa porque no cambia." En ese momento será cambiado. "Se hará de acuerdo a su fe."
Es su fe la que Dios le pide. No importa qué tipo de problemas y dificultades enfrentamos hoy en día, ya que si se avanzamos con fe, los milagros serán nuestros. Las bendiciones de Dios serán tuyas.

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