“Dios quiere que ustedes hagan el bien, para que la gente ignorante y tonta no tenga nada que decir en contra de ustedes.”
1 Pedro 2:15 TLA
Es bueno y de gran bendición tener el privilegio de predicar la palabra, llevar un mensaje de aliento, de salvación a la humanidad, dar una esperanza a sus vidas por medio de aquel que nos llamó; lamentablemente, causa tristeza ver cómo muchos hermanos en Cristo echan a la basura lo que ellos mismos predican a los demás, con su manera de comportarse, con el testimonio que dan con sus vidas. Pensemos que Dios nos ha llamado no solo a predicar, a que Él sea solo palabras, sino que se haga realidad en nuestras vidas y que los demás la vean a través de nuestra manera de vivir.
Dios no es solo palabras, y nuestra vida, nuestro testimonio, influye mucho en lo que predicamos. ¿Cómo le predicas a alguien sobre el amor de Dios, si mientras, tú como “hijo de Dios”, no amas a quienes están a tu alrededor? ¿Cómo le hablas de perdón, si alguien te ofende y no eres capaz de perdonarlo? ¿Cómo dices haber sido transformado, que eres una nueva criatura, si te andas comportando igual o peor que antes?
“manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.” 1 Pedro 2:12 RVR1960
“manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.” 1 Pedro 2:12 RVR1960
Debemos procurar mantener siempre una conducta intachable no para que los demás nos vean o por apariencia, sino porque desde el mismo momento en que recibimos a Cristo en nuestras vidas, es a Él a quien debemos mostrar. Pregúntate: ¿Será que Cristo cuando vino a la tierra, las personas lo seguían solo por lo que decía?, ¿o lo seguían porque demostraba con su manera de actuar, lo que predicaba?
“Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones y examino las intenciones secretas. A todos les doy la debida recompensa, según lo merecen sus acciones.” Jeremías 17:10 NTV
No nos quedemos en solo palabras, mostremos con nuestra vida, con nuestros actos lo que predicamos. Que no sea solo predicar sino también aplicar.
Tus actos predican y dicen más que tus palabras.
Tus actos predican y dicen más que tus palabras.
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