sábado, 11 de abril de 2015

Entrega tu Corazón

“Pero si le entregas tu corazón y hacia él extiendes las manos, si te apartas del pecado que has cometido y en tu morada no das cabida al mal, entonces podrás llevar la frente en alto y mantenerte firme y libre de temor”.
(Job 11:13-15) Nueva Versión Internacional
entrega-tu-corazonEntregar el corazón a Él significa que estás dándole a Dios la parte más importante de tu vida. Significa que estás cediendo tus derechos voluntariamente, porque deseas que Él tome el control total de tu vida. Es dejar que Él te guíe y te dirija aunque muchas veces no logres entender hacia qué dirección te va conduciendo.
Es permitir que predomine el amor a pesar de que muchas veces tu carne quiere la venganza. Es renunciar al yo mismo para ser de Dios y poder entregarse en cuerpo, alma y corazón a los demás. Es reconocer que el único que puede pelear tu batalla o interceder por tu causa es Jesucristo, y tener la confianza y certeza de que sus caminos siempre son perfectos y justos.
Cuando entregas tu corazón, la plenitud de Dios te alcanza de manera que Él comienza a operar cambios en tu vida, y a modificar actitudes y conductas equivocadas. Su Espíritu te aparta del pecado, y eso a su vez, provoca que puedas llevar tu cabeza en alto y mantenerte firme ante las turbulencias, y libre de temor porque tienes la conciencia tranquila.
Cuando lo practicas, Dios se hace tan real en tu vida que olvidas tus pesares y comienzas a contar tus bendiciones; comienzas a ver cómo las experiencias negativas que atravesaste te enseñaron y fortalecieron. Tu vida entonces, resplandecerá como el sol en el día y como las estrellas en medio de la noche. Aún pasando por el valle de la sombra y de la muerte, no temerás mal alguno porque sabes que Jesús está contigo.
Esa seguridad provoca como consecuencia, estabilidad, confianza, un lazo tan fuerte que te hace dormir tranquilo porque te sabes protegido. Los demás notarán que hay diferencia en ti y querrán acercarse para que les muestres cuál es el secreto. Y tú muy contento(a), podrás decir:

“Es que un día le entregue mi corazón a Cristo y eso hizo la diferencia”.

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