Muchas tribus y pueblos practicaron este tipo de rituales. Ya en la época moderna han tenido gran avivamiento. Cada vez son más jóvenes los que llevan una perforación o algún tatuaje.
Por tanto, es legítima la pregunta, ¿qué
papel toma el pueblo de Dios, tanto antiguo como moderno, respecto a
estas manifestaciones de estética, o motivadas por problemas
de carácter psicológico? Independientemente de las causas y
los fines de todo esto, debemos preguntarnos, como siervos y amantes de la
voluntad de Dios, si esto es aceptable por nuestro Salvador.
Sobre todo, debemos cuestionar esto no
con el afán de ser parte de un grupo de intolerantes o llenos de prejuicios,
sino porque la Biblia nos advierte de tener cuidado de lo que hay en el
mundo, “…Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne,
los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del
Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace
la voluntad de Dios permanece para siempre…” (1 Juan 2:16,17). Además, debemos recordar que “…el mundo entero está bajo el maligno…” (1 Juan 5:19);
por lo tanto, y teniendo en cuenta las condiciones espirituales en las que
se encuentra el mundo que nos rodea, debemos preguntarnos si las modas
que existen en el mundo son compatibles con la voluntad de Dios.
Es de esperar que esto sea de gran
bendición para todos los
jóvenes que estén sumamente interesados en hacer la voluntad de Dios, la
cual, es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:1, 2).
ASPECTOS BÍBLICOS
En la Biblia también encontramos casos de perforaciones. En Génesis 24:47, dice, “…Entonces le pregunté, y dije: ¿De quién eres hija? Y ella respondió: Hija de Betuel hijo de Nacor, que le dio a luz Milca. Entonces le puse un pendiente en su nariz, y brazaletes en sus brazos…”. En Ezequiel 16:12, leemos, “…Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza…”. Aunque la ley prohibía a los judíos tatuarse, “…ni imprimiréis en vosotros señal alguna…” (Levítico 19:28). La versión Dios Habla Hoy, dice, “…No se hagan ninguna clase de tatuaje…”.
Desde luego, esta información bíblica es
extraída del Antiguo Testamento, y aunque no podemos llegar a
prohibirlo teniendo como base estos textos bíblicos, tampoco podemos justificar
tales prácticas. ¿Será, pues, pecado que el joven cristiano se haga
perforaciones y tatuajes? Si no podemos encontrar una guía espiritual en
el Antiguo Testamento, ¿qué nos dice el Nuevo Testamento? Pues es
precisamente en el Nuevo Testamento donde encontramos varios principios
espirituales, que nos presentan suficientes razones para evitar estas modas....
...Debemos glorificar a Dios también con el
cuerpo. Tal vez este sea uno de los aspectos menos mencionado, cuando se
trata de glorificar a Dios. Se ha puesto mucho énfasis en la doctrina,
es decir, en que debemos tener cuidado de lo que creemos. También se ha
puesto énfasis en lo que decimos, en lo que vemos, incluso hasta de lo
que bebemos. Pero, ¿qué hay del cuerpo? ¿El uso
correcto del cuerpo se limita a la vestimenta? No, también al uso
que le damos al cuerpo mismo. Pablo escribió, “… ¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros,
el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro espíritu, los cuales son de Dios…” (1 Corintios 6:19, 20).
La enseñanza es clara, debemos glorificar a Dios también con el cuerpo.
De ahí que el cuerpo sea templo de Dios. La Biblia enseña que
debemos exaltar, magnificar a Cristo con nuestro cuerpo (Filipenses 1:20).
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