lunes, 19 de enero de 2015

Sé fiel a la palabra de Dios

“TODA LA ESCRITURA ES INSPIRADA POR DIOS...” (2 Timoteo 3:16)
La primera mentira registrada es la que Satanás le dijo a Eva para convencerla de que Dios no hablaba realmente en serio, y sigue en la misma línea todavía. Lo puedes escuchar en comentarios como:
metro perfecto(a) “Sinceramente, no importa lo que creas”. ¿Qué pasa si realmente estás equivocado? Si los frenos de tu coche no funcionan, tu fidelidad no lo va a detener; lo harán los postes de teléfono, los edificios, etc.
Contrariamente y siendo prudentes, debemos tener cuidado de no ofender a nadie. ¿Qué se puede hacer si la gente no quiere oír la verdad o vivir de acuerdo a ella? ¿Deberíamos suavizar o reeditar las Sagradas Escrituras basándonos en lo que, pensamos, es asumible? Y si amas a alguien, ¿no lo despertarías para evitar que se queme junto con su casa?
(b) “Hay mucha verdad en la Biblia, pero no toda la Biblia es verdad”. 
En contradicción a esto, Pablo escribió: “Toda la Escritura es inspirada por Dios...” (2 Timoteo 3:16), e Isaías dijo: “Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20). 
Cien centímetros tienen que ser un metro exacto pues de lo contrario, todo dependería de la interpretación de cada uno; de igual modo, bíblicamente, todos estarían sujetos a la opinión de cualquiera, y muchos saldrían perdiendo.
Ahora bien, cuando nos volvemos arrogantes a la hora de decir la verdad, dañamos a la causa de Cristo, y las personas espiritualmente hambrientas se desaniman. Los que hemos recibido la gracia y la misericordia de Dios debemos demostrarlo sin comprometer lo que la Palabra de Dios declara. 
Es interesante saber que las encuestas recientes dicen que la mayoría de la gente joven de hoy en día (de dieciséis a veintinueve años de edad), afirma: “Dime las cosas sin tapujos. Si no lo practicas, no me lo cuentes”. ¡Qué refrescante! Nos induce a seguir y practicar la Palabra de Dios, palabra que es plena, exclusiva, integral, minuciosa y totalmente verídica. Así que, ¡sé fiel a las Sagradas Escrituras!

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